París.— Más de un millón de personas salieron a la calle ayer en Francia en una jornada de huelga contra el proyecto de retrasar la edad de jubilación a 64 años del presidente Emmanuel Macron, quien se juega su crédito político.

De Marsella a Nantes, pasando por París, una marea de personas se manifestaron contra una reforma que consideran injusta, pero que el gobierno defiende como la única manera de evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones: “¡Nos están tomando el pelo! No saben lo que es trabajar hasta los 64 años en estas condiciones y bien podrían encontrar el dinero en otra parte, sobre todo gravando el capital”, aseguró a AFP Manon Marc, animadora escolar, en París.

Aunque el Ministerio del Interior cifró en 1.12 millones el número de manifestantes, muy por debajo de los “más de 2 millones” anunciado por el sindicato CGT, se superó el objetivo de un millón de los organizadores.

La primera ministra, Élisabeth Borne, destacó el “buen” desarrollo de las protestas, pero no dio muestras de dar marcha atrás: “Sigamos debatiendo y convenciendo”, tuiteó.

“La movilización es la imagen de lo que leemos en las encuestas, es decir, que una gran mayoría de los ciudadanos de este país están en contra de esta reforma”, afirmó Philippe Martínez, secretario general de la Confederación general del trabajo (CGT) francesa.

Algunos de los manifestantes causaron incidentes y destrozos, por los que fueron detenidas 38 personas. La de París fue la demostración de músculo más importante de la jornada.

“Emmanuel Macron quiere que muramos en el puesto”, asegura Hamoudi, un basurero de París, que gritó “¡No!” a trabajar más años, como desea el presidente francés: “Nos levantamos muy temprano. Algunos de mis compañeros se levantan a las tres de la madrugada. Trabajar hasta los 64 años, francamente, es demasiado”, se quejó Hamoudi, de 43 años.

“Nunca me había manifestado porque no me había sentido realmente afectada y ahora, que tengo más de 40 años, lo siento realmente”, confiesa Aurélie David, una cuidadora de niños en Nantes (oeste), de 42 años.

La voluntad del gobierno de Macron de elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años, adelantando a su vez a 2027 la exigencia de trabajar 43 años para cobrar una pensión completa, generó un rechazo generalizado.

Los trabajadores de mayor edad consideran que les penalizará o los abocará a más años de desempleo, los más jóvenes ven más lejano lograr un empleo, los obreros temen que su salud empeore laborando más años.

Con esta reforma, “pasarán más tiempo en el paro. Con 58, 60 años, ya no nos quieren en las empresas. Prefieren a jóvenes en nuestro lugar”, subrayó un extrabajador del sector aeronáutico.

Macron defendió que la reforma es “justa y responsable” y advirtió de que, en el conjunto de Europa, el país va con “retraso” en esta materia. El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar la próxima semana el proyecto, pero Macron ha avanzado que todas las partes podrán expresarse y tratar de “enriquecer” el texto en la posterior fase de debate.

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