La seguridad y el resguardo de la misma son temas que nuestro gobernador maneja muy bien en el discurso, pero poco sustento tienen si se contrastan con la realidad que padecen los morelenses.

La constante actividad que ha desempeñado nuestro Gobernador Graco Ramírez Abreu dentro de la CONAGO como presidente de la misma, casi ha terminado por opacar su deprimente desempeño como gobernador de la entidad morelense. Resulta contrastante el discurso emitido y propagado en las giras tanto nacionales como internacionales donde destaca la importancia de la seguridad pública no solo como una constante sino como una preocupación evidente. Y digo que es incongruente por que el mismo discurso no parece tener la misma repercusión en el estado que gobierna o que dice gobernar. Durante el 2016 y lo que va del 2017, hemos tenido un gobernador ausente y despreocupado de la seguridad al interior del estado.

En lo que va del presente año, se han incrementado el número de conductas violentas y el secuestro sigue sin dar tregua entre el crimen organizado y la ciudadanía. La seguridad y el resguardo de la misma son temas que nuestro gobernador maneja muy bien en el discurso pero poco sustento tienen si se contrastan con la realidad que padecen los morelenses.

Además de ello, tenemos que tener presente la anticipada campaña política que el gobernador realiza en todo el país y en el extranjero mientras estuvo al frente de la CONAGO, es sabido que se pueden encontrar anuncios espectaculares en distintas ciudades de la república donde bien nuestro gobernador hace alarde de su destreza como dirigente estatal, sin hacer alusión –por supuesto esta- a una campaña para posiblemente alcanzar la presidencia de la Republica en un futuro muy próximo, lo hemos visto coquetear constantemente con el actual Presidente Enrique Peña Nieto y dejar muy atrás aquel discurso que en su momento lo convirtiera en gobernador del estado, ese radical y de izquierda que hizo esperanzar a miles de ciudadanos pensando (como sucede en la mayoría de los casos), la posibilidad de un estado con un combate firme y eficiente contra el crimen organizado que en el anterior gobierno había intensificado y alcanzado su punto más álgido en 2009 con la muerte del líder del cartel de los Beltran-Leyva, Arturo Beltrán Leyva en un conocido condominio de la zona residencial Altitud del municipio de Cuernavaca.

Sin embargo parece que la promesa quedo en campaña, pues aún y cuando se ha procurado ser el gobierno “del cambio”, muchos escándalos y críticas se han sumado durante los años de su gestión sin contar por su puesto con los nulos resultados contra la incidencia delictiva. En este caso hace algunos meses cuando el Observatorio Ciudadano de Justicia y Legalidad A.C., intento infructuosamente realizar un acercamiento con el gobierno del estado para trabajar en la posibilidad en un monitoreo periódico de los tasas de incidencia y la elaboración de reportes de incidencia delictiva sobre diez de los delitos de más alto impacto en la región, el secretario de Gobierno Matías Quiroz, dijo que en mayor medida la actual gestión de gobierno era consciente de los muchos problemas de inseguridad que tenían y que en mucho se había trabajado de la mano tanto con el gobierno federal como con el gobierno de los Estados Unidos, a través de la iniciativa Mérida; lo que de forma especifica se había traducido en la creación de una Unidad especializada en combate al secuestro conocida por sus siglas (UECS) y de un modulo de control de seguridad pública llamado C5.

Pero aun y contra toda lógica posible, no solo no hubo interés ni acuerdo, sino que el estado impidió el fortalecimiento de la participación ciudadanía-estado y con ello la confrontación de datos estadísticos que hoy día sumarian más de lo que el propio Secretariado Ejecutivo Estatal intenta ocultar, pero el problema más importante no solo es que se cerrara la puerta a un organismo de sociedad civil para fortalecer la búsqueda de soluciones y el monitoreo de la incidencia delictiva en el estado, lo más grave del asunto fue que el mismo gobierno por conducto del secretario de gobierno asumiera la existencia de un problema real llamado inseguridad. Aunque no del todo reconocido –debo decir- puesto que no puedo dejar de mencionar que gran parte del creciente aumento de los índices de criminalidad en la entidad se debe y cito textualmente las palabras del secretario de gobierno “a que somos vecinos del estado de guerrero”, es decir; el problema no es local sino el resultado de un daño colateral –en palabras de quien escribe-.

Siendo una afirmación carente de honestidad, es oportuno recordar tanto al secretario de gobierno y al gobernador del estado, que el problema de inseguridad dentro de la entidad no solo esta asociado a las conductas desplegadas por el crimen organizado, ni versan únicamente sobre aquellos delitos de los llamados graves o del fuero federal (secuestro, extorsión, etc.), sino que el problema de inseguridad en la región y en los principales municipios del estado (Cuautla, Cuernavaca, Jiutepec, Jojutla y Yautepec), se centra el número abundante de carpetas de investigación por los delitos de robo en sus distintas modalidades (robo con violencia, robo de vehículo, robo a negocio, robo a casa habitación, robo transeúnte) y de homicidios dolosos que se presentan en muchos de los casos como consecuencia de esas conductas violentas.

Todos los días la ciudadanía es victima de la ola de inseguridad que crece en Morelos, solo que aquí el problema es a quien afecta y cuanto afecta, porque no es lo mismo que un mismo día hayan  cinco robos con violencia a transeúntes en el centro de la ciudad, a que se presente un robo millonario en una de las tiendas más exclusivas de la entidad, por su puesto el segundo es más importe que el primero y merece mayor atención por parte los cuerpos de seguridad.

Por todo ello es que tenemos un gobernador ausente, pero no solo físicamente dentro de la gestión, sino ausente de conciencia frente al problema de inseguridad creciente en el estado de Morelos, es evidente que existe un aumento de la incidencia delictiva en toda la republica mexicana, pero el gobernador antes de atender lo de fuera, resolver  lo domestico. Existe también un ausentismo preocupante de empatía,  la violencia que se ejerce en el estado es consecuencia de un gobierno sordo que ignora la necesidad tan grande que tenemos seguridad y estabilidad, somos huérfanos de un padre que nos ha abandonado y que ante su propia inconciencia se abandona así mismo, puesto que en la carrera presidencial cada punto cuenta y usted estimado gobernador más que sumar, esta restando.

Cristina Rumbo Bonfil

Observatorio Ciudadano de Justicia y legalidad A.C.

@OBCIJU @ObsNalCiudadano

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