Una respuesta tibia de la OTAN sería una invitación para que Putin siga empujando los límites; una reacción más contundente incrementa el riesgo de una confrontación directa con una potencia nuclear.

Los centros de distribución habilitados por Israel y EU, lejos de ofrecer alivio, se han transformado en escenarios de muerte; apenas ayer, el presidente estadounidense admitió “situación humanitaria grave”