Imaginemos, por un momento, que es la década de 70. La moda comienza a adoptar patrones más atrevidos, la televisión a color se vuelve algo de tiempo completo y, en el cine, encontramos películas que tratan de una pandilla de Coney Island y el cómo tienen que regresar a su casa abriéndose camino a golpes.
Subimos a nuestro novísimo Dodge Challenger , encendemos la radio y, al ritmo de “The Who”, arrancamos nuestro poderoso motor Mágnum V8. Manejamos sin destino aparente por el mero placer de escuchar el ronroneo del escape y la posibilidad de, por instantes, sentirnos los seres más poderosos del mundo.
Regresamos a 2022 y, si bien el mundo ha cambiado en muchos aspectos, Dodge mantiene al Challenger como su ícono de potencia. Ahora, se presenta una nueva versión, llamada Super Stock , que supera los 800 caballos de fuerza para proveer al conductor de potencia pura sin limitación alguna.
La firma americana se mantiene fiel a su filosofía que mezcla la gasolina, los motores grandes y los supercargadores para brindar emociones que muy pocas marcas pueden presumir.
Sin embargo, los tiempos han cambiado y, como resultado, ahora tiene que enfrentarse directamente contra la otra cara de la moneda. Gracias a la evolución en materia de electrificación, la deportividad libre de emisiones contaminantes es una realidad y su mejor representante proviene de Alemania.
El Porsche Taycan Turbo S no es solo uno de los mejores autos eléctricos de la actualidad, sino también un candidato muy serio a ser de los mejores deportivos del mundo. Sus prestaciones, cantidad de tecnología a bordo y desempeño fundamentan esta idea ante críticos de todas las nacionalidades.
A pesar de que ambos productos siguen filosofías completamente diferentes, comparten la misma finalidad: ser de los autos más rápidos del mundo. Con esta idea en mente, decidimos poner frente a frente a l Dodge Challenger Super Stock y al Porsche Taycan Turbo S para saber si el presente aún tiene cómo pelear contra el futuro.
Si algo hay que reconocer en el Dodge Challenger es que, a pesar de 14 años de vida, la generación actual sigue siendo, de algún modo, fresca dentro de su segmento. Presentado por primera vez en 2008, el Muscle Car americano se ha caracterizado por proporciones crecidas, salpicaderas anchas y una silueta inconfundible gracias a la línea que se forma en la cajuela y termina en el cofre.
Para la variante Super Stock, Dodge decidió equipar elementos especiales como un ligero alerón en la cajuela, neumáticos especiales para carreras de cuarto de milla y un incontable número de tomas de aire al frente que se encuentran en el cofre, parachoques y, curiosamente, dentro de los faros principales.
Al tratarse de una versión especial del Challenger, encontramos accesorios como el famoso “ Hellcat ” en la parte lateral, emblemas SRT en la parrilla y cajuela y un embellecedor amarillo que es más una protección para la parte baja frontal.
Sin duda alguna, el Challenger Super Stock se puede definir como uno de los autos más “rudos” del mercado. Desde su llegada a la redacción hasta su recolección no dejamos de admirar lo bien que se ve a pesar de los años gracias a su combinación de elementos retro con líneas contemporáneas.
Si bien el exterior es sobresaliente, el tren de poder de este auto es el que se lleva toda la atención. Bajo el enorme cofre encontramos el longevo motor HEMI V8 de la casa americana con 6.2 litros de desplazamiento que se empareja a un supercargador para aumentar la potencia. Como resultado, tenemos a disposición de nuestro pie derecho 807 caballos de fuerza , entregados exclusivamente al eje trasero mediante una transmisión automática de ocho velocidades.
Si bien algunos puristas podrían exigir una transmisión manual para este auto, creemos que la decisión de equiparlo con una mecánica automática es la mejor. La cantidad de potencia y torque que genera este motor sería sumamente difícil de controlar con un tercer pedal y los accidentes o problemas mecánicos podrían ser muchos más si no se sabe operar correctamente.
La frenada es cortesía de Brembo, con rotores de 14.2 pulgadas y pinzas de cuatro pistones. Durante nuestras pruebas, notamos que este es uno de los puntos más débiles del Challenger Super Stock pues, si bien acelera con contundencia, pisar el pedal del freno no siempre tiene el mismo resultado.
En algunas ocasiones, se reducía la velocidad correctamente, pero en otras parecía no tener fuerza necesaria como para detener el auto. Pensamos que esto se puede ocasionar por un calentamiento en el sistema, pero no debería de suceder en un vehículo destinado a correr el cuarto de milla a altas velocidad.
Por dentro, Se mantiene una configuración similar a lo que hemos visto en el Challenger de años pasados. La novedad se encuentra en los modos de manejo SRT y un sistema configurable que permite cronometrar nuestros arranques mediante mediciones especiales.
El hijo predilecto de los alemanes es, en realidad, un producto nuevo. Su primera interpretación se dió hace apenas un par de años, y es algo que se nota a primera vista en el lenguaje de diseño. Las líneas fluidas, superficies curvas y elementos de diseño apelan por ser lo más aerodinámicos posible.
En la casa de Stuttgart saben como diseñar autos deportivos, y Taycan no es la excepción. Destacamos un perfil sumamente estilizado, una parte frontal con un cuerpo de iluminación similar a los prototipos de competición del WEC y tomas de aire que, además de lucir bien, son completamente funcionales.
Es tanta la atención a la aerodinámica que, al elevar la velocidad, se despliega un alerón en la parte trasera y las manijas de las puertas se esconden para no generar arrastre de más. Finalmente, cuenta con dos “tapas” en las salpicaderas frontales que se abren con un toque y dejan ver el puerto de carga del Taycan.
Contrario a lo mostrado en Challenger, Taycan no grita a los cuatro vientos que cuenta con casi 800 caballos de fuerza y una de las mejores aceleraciones del mercado, pues mantiene a la discreción como su mejor aliado.
Cuando de potencia se trata, Taycan Turbo S dispone de 750 caballos de fuerza gracias al uso de dos motores de imanes síncronos permanentes, uno en cada eje. Esto, en conjunto a una novedosa transmisión automática de dos velocidades especial para el modelo, dan como resultado un tren de poder libre de emisiones contaminantes que, sin problema, puede ponerse frente a frente con uno de los autos de combustión interna más potentes de la actualidad.
Hoy en día, es bien conocido que los autos eléctricos disponen de una aceleración increíblemente rápida, pero el cuerpo humano simplemente no está preparado para la sensación que brinda Taycan al presionar con fuerza el pedal del acelerador.
En cuestión de instantes, se genera un vacío en el estómago y una sensación de falta de aire. Lo que al principio se percibe como sorprendente, después de algunos kilómetros se convierte en algo adictivo.
Sin embargo, cada aceleración que realicemos, le resta sustanciales kilómetros a la autonomía del Taycan, que es de poco más de 400 kilómetros por cada carga. Resulta sobresaliente que, a pesar del peso por el paquete de baterías, Taycan Turbo S pueda lograr acelerar de 0 a 100 km/h en 2.8 segundos según nuestras pruebas.
Centro Dinámico Pegaso
, ubicado en el Estado de México, fue el lugar que nos abrió las puertas para poder poner a prueba ambas unidades. Como el circuito grande está pasando por un proceso de remodelación, pudimos ocupar una sección de la pista que se caracteriza por curvas cerradas y dos rectas en las que, si bien no se llega al límite de velocidad, cuentan con la extensión necesaria para la prueba.
El primero en atacar dicho circuito es el Dodge Challenger Super Stock y, lo primero que notamos es que se percibe demasiado ancho para el trazado. No obstante, configuramos el modo de manejo a la variante “track” y arrancamos a fondo en la recta; en cuestión de un parpadeo, el velocímetro marca 160 km/h y frenamos con contundencia antes de comenzar con la sección de curvas.
El hecho de ser un vehículo de tracción trasera pero con mucho peso en el eje delantero causa un fenómeno que mezcla el sobreviraje con algunos momentos de subviraje. Cuando le tomamos la forma y encontramos un balance entre el ángulo de ataque y el acelerador en cada curva, resulta ser algo sumamente divertido.
El característico chillar del supercargador, el brioso motor V8 al frente y un escape ruidoso nos hacen sentir poderosos conforme atacamos cada una de las curvas. Si bien puede ser considerado como un “auto hecho para las rectas”, no cabe duda que el Challenger Super Stock también puede ser una buena propuesta para los circuitos, siempre y cuando esté en las manos adecuadas.
Llega el momento de poner a prueba el Taycan en el mismo circuito y, lo primero que resalta, es ese silencio previo a acelerar a fondo. Nada indica que estamos por salir disparados con un despegue único, más que un testigo azul en el tablero que se activa cuando pisamos el freno y acelerador al mismo tiempo y activamos “launch control”.
Soltamos el pie izquierdo del freno y, si en el Challenger llegamos a 160 km/h en cuestión de instantes, Taycan estaba cerca de los 190 km/h en la misma recta. Frenamos y el maravilloso sistema de discos carbono-cerámicos nos hace aventar la cabeza hacia enfrente por la fuerza con la que realizan su tarea.
Comenzamos con la sección de curvas y, de no ser por el sonido simulado que genera el auto para brindar una sensación de velocidad, no nos daríamos cuenta qué tan rápido estábamos pasando por dicha parte. De un momento a otro, se olvida por completo el hecho de que estás a bordo de un auto propulsado por baterías y solamente nos concentramos en colocar el coche tal y como queremos en la pista.
Luego de un par de vueltas, nos detenemos y comparamos los tiempos de cada auto. Challenger completó el circuito en un promedio de 30 segundos, por su parte, Taycan hizo lo propio en poco más 27 segundos. No suena a una gran diferencia, pero tres segundos en un circuito de esas condiciones es algo considerable, especialmente si tenemos en cuenta que el auto americano tiene cerca de 60 caballos de fuerza más que su contrincante alemán.
Como prueba final, organizamos una competencia de cuarto de milla entre ambos autos. A pesar de la potencia y preparación especial del Challenger Super Stock, la victoria del Taycan Turbo S fue contundente.
Al finalizar nuestras pruebas, ambos coches nos dejan con un buen sabor de boca. Por una parte, el Dodge Challenger es un generador de experiencias y sentimientos que pocos autos pueden presumir en la actualidad. No será el más refinado, pero es justo en su rudeza y comportamiento burdo que se encuentra el encanto que ha caracterizado al modelo por décadas.
Por su parte, el Taycan reafirma nuestro pensamiento respecto a su posición en el mercado actual. Si no es el mejor auto del mundo, está muy cerca de serlo. El refinamiento, prestaciones y lujo a bordo son cosas que solamente un Porsche puede lograr.
Nos retiramos de Centro Dinámico Pegaso a bordo de Taycan mientras que, en el retrovisor, miramos al Challenger Super Stock. Fortuitamente, creemos que esa es la analogía de esta prueba: el futuro de los autos deportivos está claro, pero siempre será algo agradable mirar hacia atrás y disfrutar de ciertas cosas del pasado.
Agradecemos a Centro Dinámico Pegaso por prestarnos sus instalaciones para las pruebas dinámicas.