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Cada año se pescan 100 millones de tiburones en todo el mundo. Según la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), “el valor desproporcionado de las aletas de tiburón en el mercado oriental ha detonado la expansión de su pesca”. México ocupa el sexto lugar en la lista mundial como uno de los principales proveedores.

Conapesca estimó que 2 mil 400 millones de toneladas de tiburón fueron sacadas de los océanos mexicanos en 2014. Esta pesca descontrolada amenaza a 40 de las 109 especies del escualo que viven en mares nacionales.

Con el fin de frenarla, varios jóvenes que acudían a las playas como Bahía Magdalena, en Baja California, crearon Pelagic Life México, una empresa que tiene el objetivo de evitar la extinción de varias especies pelágicas, como se conoce a las que viven en mar abierto.

Su estrategia comenzó por accidente, recuerda Jerónimo Pérez, director general de la compañía, cuando en una de sus expediciones un grupo de ellos encontró una boya de pesca llena de tiburones, decidieron hacerle una oferta a los pescadores. Les preguntaron cuánto les pagaban por cada ejemplar: 200 pesos. Ellos ofrecieron el doble.

Los fundadores de la empresa comenzaron a analizar esta depredación. De los animales cazados, gran parte son tiburones pequeños o sus crías, lo que impide cumplir el ciclo de reproducción y amenaza a sus especies.

Debido a que en México la práctica del aleteo —capturar al tiburón en alta mar, cortarle las aletas y regresarlo al agua— está prohibida, los pescadores se quedan con el animal completo. La carne restante, considerada un subproducto con bajo valor comercial por sus altos niveles de mercurio, se queda para el consumo nacional.

“Es tan abundante que 85% del bacalao seco que se vende en México en épocas navideñas, es en realidad carne de tiburón”, aseguró Jerónimo Pérez.

Desde hace un par de años, los socios de Pelagic Life intentan convencer a los pescadores y a la población en general que los tiburones son mejor negocio vivos. Reunieron todo el material de video y fotográfico que acumularon en sus expediciones y lanzaron el documental México Pelágico.

Han encontrado varios argumentos para apoyar su idea. El gobierno de Oceanía estima que el nado con tiburones deja una derrama de 42 millones de dólares anuales en las Islas Fiji. Agrupaciones como Conciencia México estiman que en las Islas Holbox, nadar con tiburones ballena deja unos 8 millones de dólares anuales. En Pelagic Life organizan viajes dos veces por mes y el incremento del turismo, por lo menos en la Bahía Magdalena, dicen, ha sido efectivo. Señalan que su labor también es educativa, “para que la gente entienda el valor que tiene el tiburón para nuestro planeta”.

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