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“Voy a conocer y a tocar al papa Francisco”, dice emocionada Luz Elena, a quien desde pequeña le diagnosticaron leucemia y es atendida desde hace tres años en el Hospital Infantil de México Federico Gómez.

La niña de cinco años está contenta porque ella junto con otro niño saldrán del hospital y como es tradición, tocarán la campana que significa que están dados de alta de sus tratamientos médicos.

A diferencia de otros niños, Luz Elena tendrá como testigo al máximo líder de la Iglesia católica, quien le dará su bendición al igual que a todos los menores que estén hospitalizados, muchos de ellos con tratamientos largos, de años.

“Yo le voy a decir que cuide a los niños que luchan, igual que yo, por curarse”, dice Luz Elena.

—¿Qué vas a extrañar del hospital, a las enfermeras, a los médicos?

—No, a nadie, yo me quiero ir a mi casa a jugar con mis tres hermanos, que conmigo somos cuatro.

Luz Elena cumple este viernes, cuando el Papa llega a México, seis años y su mamá Araceli Méndez está emocionada desde que le dijeron que su hija estaría con el Pontífice.

“Es el regalo de Luz Elena, el que vaya a poder estar cerca del Papa después de tres años de tratamientos y más de |100 quimioterapias”, externa la mujer, quien contiene las lágrimas para decir que su hija es muy fuerte y que ella muchas veces tuvo que aguantarse las ganas de llorar para que no viera cómo sufría.

Casi todos los días, narra Araceli, veníamos de Amecameca, Estado de México, donde vivimos mi esposo y mis hijos para que Luz Elena fuera atendida: “Yo, sí tengo la oportunidad, le voy a pedir al papa Francisco que ore e interceda por todos los niños enfermos y sus familias, porque cuando un integrante está mal todos los que forman parte de ese hogar nos sentimos igual”.

Lázaro, de nueve años y quien tiene diagnosticado Ataxia-telangiectasia, que es un problema de inmunodeficiencia primaria que lo predispone a que sea candidato a tener linfomas, es el segundo de los niños que estará cerca del Papa.

Lázaro casi no habla, pero su mamá Margarita Solís comenta lo que le dice su hijo, quien sólo observa y escucha cuando se le entrevista.

“Lázaro está feliz porque dice que va a tocar la campana y se podrá ir a la casa a jugar con su hermano menor”, explica la mujer.

“A nosotros como familia, nos dio mucho gusto que va a tocar la campana, pero que también podrá conocer al papa Francisco este domingo”, comenta la mujer.

“La verdad sentimos que es una bendición para toda la familia”, explica Margarita, quien está feliz porque su hijo ha terminado sus sesiones de quimioterapia y también porque conocerá al Papa. Es una bendición doble”, dice la mujer.

“Yo no sé, si Lázaro le quiera pedir algo al Papa porque le cuesta trabajo hablar, pero si yo estoy cerca de él, le voy a pedir su bendición y que él que está más cerca de Dios interceda por nosotros”.

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