En tiempos de chapulines, el trapecista es rey. Hablamos del legislador malabarista que maneja como nadie el arte del salto del chapulín y que sabe bien cómo y cuándo brincar de la Cámara de Diputados a la de Senadores, o al revés, según convenga.

Son los reyes del chapulinazo con especialidad en el trapecio. Lo demuestran al menos tres decenas de candidatos postulados por los distintos partidos, que en el actual proceso electoral van, de menos, por su tercer periodo, a pesar de la prohibición de reelección legislativa continua en el Congreso de la Unión, que por cierto concluye el próximo 7 de junio, cuando serán electos por primera vez, desde 1934, diputados susceptibles de ser reelectos en 2018.

Como en anteriores ocasiones, en las postulaciones plurinominales del actual proceso electoral el impedimento legislativo no ha sido obstáculo para lograr permanencia. Y su restauración parace orientada sólo a fortalecer un modelo de control en el Congreso basado en cacicazgos, cúpulas partidistas y dinastías sobre las posiciones parlamentarias y las oportunidades de reelegirse.

En campaña, ¿sin campaña?

Beneficiarios de un marco legal de privilegio, 200 de los diputados que formarán parte de la próxima legislatura no habrán necesitado asolearse en mítines y caminatas de campaña ni tienen que hacer aportaciones económicas para financiar actividades proselitistas: son los candidatos plurinominales, aquellos que esperan los resultados de la elección cómodamente arrellanados en su sillón, mirando el televisor.

De los mil 448 legisladores que han sido reelectos previamente, con 818 candidaturas plurinominales del actual proceso electoral, ubicadas entre los sitios uno y veinte de las cinco listas de nueve partidos políticos, EL UNIVERSAL identificó a 30 de ellos que, vía representación proporcional, este 2015 van por su tercera, cuarta y hasta sexta elección parlamentaria.

Entre ellos se está Ricardo Canavati Tafich, quien consiguió tres diputaciones y dos senadurías en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero ahora va por sus 21 años como congresista por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), al figurar en el primer sitio de la segunda circunscripción plurinominal.

También forma parte de este grupo María Esther Scherman (PRI), que va por sus 18 años, al igual que Cecilia Romero, del PAN, y Raúl Bolaños Cacho Guzmán, este último proveniente del PRI pero ahora postulado por primera vez por un partido distinto, Movimiento Ciudadano. El también panista potosino Alejandro Zapata Perogordo, por su lado, llegará a tres lustros como parlamentario federal.

Tres ex presidentes de partido también buscan aumentar su cuota de años legislativos: César Camacho Quiroz (PRI) y Gustavo Madero (PAN) van por sus primeros 15 años, en tanto que Manuel Espino, quien dirigió el PAN, va apenas por su docena, pero ahora bajo las siglas de Movimiento Ciudadano (MC).

A MC también migran Gustavo Adolfo Cárdenas que fue legislador del PAN por una década, y María Elena Orantes, que en el PRI había logrado un sexenio como legisladora federal.

Luis Maldonado, en cambio, ex diputado y senador de Convergencia —ahora MC—, pasa al PRD, donde podría lograr su tercera elección parlamentaria. Minerva Hernández, por su parte, pasa del PRD, que le dio nueve años como legisladora, al PAN, donde buscará su propia docena de años acumulados.

Otros que van por sus dos sexenios son: del PAN, Marco Antonio Cortés, Ulises Ramírez, Alba Leonila Méndez y Minerva Hernández Ramos, quien obtuvo sus primeros nueve años de legisladora federal por el PRD; del PRI, Enrique Jackson Ramírez, Javier Guerrero García, Sofía Tamayo Morales y Georgina Trujillo.

Entre quienes apenas llegarían a su primer sexenio y medio destacan el ex priísta y ex calderonista Miguel Ángel Yunes, candidato del PAN; Fernando Espino Arévalo, que vuelve al PRI después de vestir la casaca ecologista; y Marcela González Salas, quien abandonó las filas priístas en un arrebato democrático y fue legisladora perredista, pero que volvió a su origen premiada con la dirección de Radio y TV-Mexiquense por el gobernador Eruviel Ávila.

Y la lista sigue… Porque no se no se mencionan aquí aquellos que van por su primera reelección, ni algunos que forman parte de otra estirpe de trapecistas: los clanes familiares, y que se han ganado su propio espacio y amerita una nueva entrega.

Viejos como nuevos, ¿o viceversa?

Todavía no hay quien bata los récords parlamentarios de Blas Chumacero Sánchez y Emilio González Parra, los dos líderes cetemistas de Puebla y Nayarit, respectivamente, que encabezan la lista histórica de la reelección legislativa en México, con tres décadas acumuladas cada uno de ellos. El primero ya llegó a los 91 años de edad y el segundo a los 85, de modo que al menos la tercera parte de sus vidas transcurrió en una curul o escaño. Ya no tuvieron tiempo para otra reelección...

Pero hay intentos serios por alcanzarlos en la izquierda, como ya vimos en la primera entrega de esta serie publicada ayer en estas mismas páginas (“Los reyes del “chapulinazo” 29/04/2015): Alberto Anaya Gutiérrez, uno de los “líderes morales” del Partido del Trabajo (PT) surgido en la cantera del extinto PMS, logró colarse al privilegiado sitio de los legisladores federales con 21 años acumulados cobrando en las cámaras, algo que antes parecía un pedestal inalcanzable, salvo para caciques gremiales y regionales conectados a la estructura clientelar priísta.

De hecho, a ese club exclusivo de los 21 años sólo habían ingresado personajes como los líderes sindicales priístas Leonardo Rodríguez Alcaine (Confederación de Trabajadores de México, CTM); Hilda Anderson (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria de Radio y Televisión, Sitatyr) y Óscar Ramírez Mijares (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE).

Actualmente tenemos al potosino Carlos Jiménez Macías (Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, FSTSE).

Dirigentes del sector popular priísta como la chiapaneca Arely Madrid Tovilla, la queretana Silvia Hernández, y Heladio Ramírez López, ex gobernador del estado de Oaxaca; así como el zedillista Eloy Cantú Segovia, también rebasan dos décadas en la nómina del Congreso. En el tintero quedan historias que podrían integrar uno o varios libros.

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