Estados Unidos dio ayer señales de un posible cambio de estrategia frente a la situación en Siria, en medio de la preocupación de la comunidad internacional por un supuesto ataque químico que dejó más de 80 muertos en ese país, atribuido por el propio presidente Donald Trump al gobierno de Bashar al-Assad.

“Se cruzaron muchas líneas”, dijo el mandatario estadounidense en Washington, en referencia al presunto ataque con gas tóxico que tuvo lugar el martes en la localidad siria de Jan Sheijun, al que describió como “un insulto a la humanidad del régimen de Al-Assad que no puede ser tolerado”.

“Mi actitud hacia Al-Assad cambió mucho”, agregó Trump, tras conversar con el rey jordano Abdulá II en la Casa Blanca sobre el Estado Islámico (EI), la crisis de refugiados sirios y otros temas. El presidente norteamericano también criticó a su antecesor, Barack Obama, por haber trazado una “línea roja” sobre el uso de armas químicas sirias pero no haber reaccionado cuando ese límite se cruzó.

“Cuando matas a niños inocentes, bebés inocentes, pequeños bebés, con un gas químico que es tan letal, la gente se vio conmocionada por escuchar qué gas fue, eso cruza muchas, muchas líneas, más allá de una línea roja, muchas, muchas líneas”, dijo.

Al mismo tiempo, su embajadora ante Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley, dijo en el Consejo de Seguridad, reunido ayer de emergencia, que “cuando Naciones Unidas fracasa consistentemente en su tarea de actuar en forma colectiva, hay momentos en la vida de los Estados en los que nos vemos impulsados a actuar por nuestra cuenta”.

Al igual que Trump, Haley tampoco fue específica acerca de cuáles serían las medidas, por lo que no quedó claro si se refería a una intervención militar en Siria, por ejemplo contra Al-Assad, a sanciones estadounidenses u otras acciones. La situación en Siria es muy compleja y las opciones de Estados Unidos y sus aliados son algo limitadas. Washington no puede enfrentar militarmente a Al-Assad sin entrar en conflicto con Rusia e Irán, aliados del Gobierno sirio.

Al-Assad es “un hombre sin conciencia” y a “Siria, Rusia e Irán no les interesa la paz”, aseguró Haley.

Washington dijo que cree que las muertes fueron provocadas por gas nervioso sarín lanzado por aviones sirios, pero Moscú ofreció una explicación alternativa: afirmó que cree que el gas venenoso se filtró de un depósito de armas químicas de los rebeldes alcanzado por bombas sirias.

Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia propusieron un borrador de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que culpaba a Damasco y exigía un rápido esclarecimiento de los hechos. Pero Rusia tachó la decisión de “inaceptable” y basada en “información falsa”, por lo que la propuesta ni siquiera se votó.

Las pruebas que confirman que se trató de un ataque químico avanzaron, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF).

Las víctimas no presentan heridas externas y sufren repentinamente síntomas como problemas de respiración graves, señaló la OMS. De las informaciones de expertos del país se desprende que los civiles fueron expuestos a al menos dos tipos distintos de gas nervioso, informó MSF. Se cree que se usó una sustancia similar al gas nervioso sarín y cloro.

“Di adiós, bebé”. Mientras los países intentaban ponerse de acuerdo sobre qué hacer ante el ataque, la historia de Abdel Hameed Alyousef se hacía viral.

En imágenes compartidas con la agencia The Associated Press se ve a Abdel cargando a sus gemelos de 9 meses, Aya y Ahmed, quienes fallecieron en el ataque químico.

No sólo los perdió a ellos, sino a su esposa, a dos hermanos, dos sobrinos y una sobrina. Abdel pidió a otro primo grabar en video su despedida. Y mientras acariciaba las cabezas de los bebés, musitaba: “Di adiós, bebé, di adiós”.

Cuando el bombardeo ocurrió, “estaba con ellos y los saqué de la casa junto con su madre”, relató a la AP Abdel, un comerciante de 29 años de edad. “Estaban conscientes al principio, pero 10 minutos después percibimos el olor”. Los gemelos y su esposa, Dalal Ahmed, empezaron a sentirse mal.

Los llevó con los paramédicos y, pensando que estarían bien, fue a buscar al resto de su familia. Halló los cadáveres de sus hermanos y sus sobrinos, así como los de vecinos y amigos. “No pude salvar a nadie. Todos están muertos”, dijo. Después se enteró que sus hijos y su esposa habían muerto.

“Abdel Hameed está en mal estado”, dijo su primo Alaa. Está siendo atendido por exposición a una sustancia neurotóxica. “Pero está especialmente mal por su gran pérdida”.

Otro miembro de la familia, Aya Fadl, recordó que salió corriendo de su casa con su hijo de 20 meses de edad en sus brazos y que pensó que podía protegerse en la calle del gas tóxico.

En lugar de ello, la maestra de inglés de 25 años enfrentó en primera persona el horror del ataque: una camioneta pick-up cargada con cadáveres, incluidos muchos de sus familiares y alumnos. “Los vi; estaban muertos; todos están muertos ahora”, dijo.

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