El ex primer ministro Alain Juppé rechazó ayer una candidatura a la presidencia de Francia como alternativa a François Fillon, envuelto en un escándalo por los presuntos desvíos de fondos públicos.

Tras el anuncio, Fillon logró contener la rebelión que amenazaba con poner fin a su candidatura, ya que los líderes de su partido se agruparon detrás de su figura.

En una rueda de prensa en Burdeos, ciudad de la que es alcalde, Juppé aseguró que su eventual candidatura no reúne el amplio apoyo necesario entre los conservadores para salir adelante. “Por eso confirmo de una vez, y para siempre, que no voy a ser candidato a la presidencia de la República”, dijo. “Para mí es demasiado tarde”, admitió.

Tanto Juppé como Fillon pertenecen al partido conservador Los Republicanos. Los dos y el ex presidente Nicolas Sarkozy se enfrentaron en enero en primarias, las cuales ganó Fillon.

Sin embargo, Juppé criticó duramente la “terquedad” de su ex contrincante. Consideró que su línea de defensa, que consiste en hablar de un complot y un “asesinato político”, lo ha llevado a un callejón sin salida, opinó.

“Qué desperdicio”, lamentó en alusión a que Fillon partía al principio como favorito para ganar las elecciones, que se celebrarán en dos vueltas el 23 de abril y el 7 de mayo.

Horas después de que Juppé dijera que no se presentará a la elección, los líderes del conservador Partido Republicano respaldaron de forma unánime a su candidato, informó el líder del Senado, Gerard Larcher.

“Los republicanos están unidos detrás de Francois Fillon”, dijo Larcher a periodistas, tras una reunión celebrada a puertas cerradas.

A menos de 50 días de la elección, las encuestas muestran que Fillon —hasta hace poco favorito para ganar la presidencia— no pasará de la primera vuelta. Los sondeos también señalan que la mayoría de los franceses quieren que abandone la campaña.

Las malas cifras en las encuestas de Fillon dejarían a Emmanuel Macron, el candidato de centro que ocupa el primer lugar en los sondeos, disputando la segunda vuelta del 7 de mayo con la líder de la extrema derecha Marine Le Pen.

Fillon, de 63 años, está envuelto en un escándalo tras conocerse que habría pagado un sueldo durante años con dinero público a su esposa Penelope como asistente parlamentaria, y también a sus dos hijos. La contratación de familiares no es un delito en Francia, pero la justicia investiga si realmente realizaron alguna tarea o si se trató de un empleo ficticio.

En los últimos días numerosos políticos conservadores llamaron a Fillon a dimitir, a lo que el candidato se ha negado rotundamente.

Google News

Noticias según tus intereses