La policía alemana frustró ayer un atentado terrorista al que estaba vinculado el Estado Islámico (EI), al ordenar el cierre de un centro comercial en la ciudad de Essen después de haber recibido una amenaza, informaron fuentes de seguridad a DPA.

Un miembro del EI nacido en Alemania se comunicó desde Siria con varias personas cerca de Essen para dar la orden del ataque. La policía interrogó a dos hombres de Oberhausen y registró sus respectivas viviendas.

El hombre que dio la orden también sería de esa ciudad alemana en el oeste del país y, según pudo confirmar DPA, pertenecía a los salafistas de Oberhausen y se encontraba en la mira de las autoridades. El salafismo se caracteriza por sostener una interpretación ultraconservadora del Islam.

Fuentes de seguridad confirmaron que el sospechoso, desde Siria, alentó a través de mensajes por internet a varias personas a llevar a cabo un ataque en el centro comercial. También habría enviado indicaciones sobre cómo armar una bomba.

Una parte de los posibles atacantes se encontrarían en Alemania mientras que otros debían llegar desde el exterior, pero todavía se desconoce la identidad de los presuntos miembros del grupo que ejecutaría el atentado, de cuántas personas se trata y si importantes líderes del EI también participaban en la organización del ataque. Las autoridades alemanas decidieron evacuar a primera hora de la mañana el centro comercial situado cerca del centro de la ciudad, porque existían “indicios concretos” de que podría ser objetivo de un ataque terrorista.

Con el apoyo de agentes de la región, las autoridades de Essen acordonaron el edificio en el que cada sábado se llegan a dar cita alrededor de 60 mil personas, al ser uno de los centros comerciales más grandes de Alemania.

La policía señaló que “otros organismos” alertaron de que el lugar era objetivo de un ataque terrorista.

Alemania ha reforzado su seguridad ante posibles amenazas terroristas con el objetivo de que no se vuelva a repetir un atentado islamista como el que ejecutó en diciembre el tunecino Anis Amri, quien embistió a la multitud en un mercado navideño, cobrándose la vida de 12 personas e hiriendo a medio centenar.

“No podemos esperar más”. En Bruselas, los principales medios belgas dieron a conocer las conversaciones que sostuvieron los terroristas que atacaron el pasado 22 de marzo el metro y el principal aeropuerto una noche antes de llevar a cabo sus acciones, que dejaron al menos 34 muertos y unos 200 heridos. “La situación ya ha llegado a un punto que no podemos retrasarlo más, hay que hacerlo, como ves. Debemos trabajar lo más rápido posible y hemos decidido trabajar ‘Inshalá’ [si Alá quiere] mañana 22 de marzo”, dice un terrorista a su contacto en Siria, según las conversaciones extraídas por la policía de su ordenador.

“Porque ya no tenemos seguridad, no hay nadie, ya no tenemos hermanos para la logística, etc, todo el mundo está muy quemado”, añade.

Sobre la acción que iban a perpetrar al día siguiente en el aeropuerto de Zaventem, los terroristas explicaron a su contacto en Siria que eligieron hacerlo por la mañana por ser el horario de los vuelos de Bruselas hacia Estados Unidos, Israel y Rusia.

Además, apuntaron que la forma de matar “a cuantos más inocentes posibles” era mediante una explosión usando 100 kilos de TATP y no con kalashnikov, pues “haría falta mucho tiempo para ir cambiando las cargas y allí hay policías y militares por todas partes”. Los kamikazes señalaron que algunas fotografías de sus rostros ya circulaban en la prensa, por lo que temían ser descubiertos.

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