Mientras el ministro de Justicia de Bélgica, Koen Geens, rechazó ayer las críticas expresadas por medios internacionales sobre la respuesta de su país a los ataques terroristas perpetrados en la capital en marzo y reivindicó la labor de los equipos nacionales, se informó que la estación de Metro de Maelbeek en Bruselas, uno de los objetivos de los atentados, reabrió bajo estrictas medidas de seguridad.

“Pocos países han sido atacados tan violentamente por la prensa internacional”, sostuvo Geens ante legisladores de la Unión Europea (UE), haciendo referencia a las críticas de que la respuesta de Bélgica había sido “totalmente inadecuada y débil”. “Esa imagen no sólo dañó al país. También es un insulto al trabajo de mucha gente a todos los niveles”, lamentó.

El ministro explicó que Bélgica adoptó una serie de medidas contra el terrorismo y que estuvo entre los primeros que advirtieron sobre la existencia de combatientes extranjeros, es decir, de europeos que luchaban en filas de grupos extremistas en Siria e Irak y que podrían regresar a Europa radicalizados y dispuestos a atacar.

Tanto Geens como su par del Interior, Jan Jambon, reconocieron no obstante errores cometidos. “Analizaremos muy severamente nuestra propia actuación para reforzar nuestros puntos débiles”, sostuvo Jambon ante legisladores europeos.

Ayer el Metro de Bruselas volvió a funcionar normalmente. Haciendo guardia en el exterior y en los andenes, soldados armados y agentes de seguridad de la red de transporte de Bruselas patrullaron la estación de Maelbeek.

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