Los talibán tomaron ayer el control de una base militar clave a las afueras de Kunduz, dos días después de hacerse del control de la ciudad, la primera capital de provincia que conquistan tras la caída de su régimen en 2001. La misión de la OTAN decidió reforzar a las fuerzas militares, en su intento por recuperar la zona.

La base militar de Bala-e-Hisar cayó en manos de los talibán, que se hicieron con armas y municiones. “Unos 60 soldados se han rendido a las fuerzas militares”, dijo Sayed Asadulá Sadat, miembro del consejo provincial de Kunduz. “Los soldados llegaron a un acuerdo para dejar la mitad de sus armas y municiones a los talibán a cambio de dejarlos marchar con vida”, dijo otro miembro del consejo, Aminulá Ayuddin. Luego los talibán permitieron la partida de los soldados.

La base capturada se encuentra al norte de la ciudad y es considerada vital para asegurar la autopista que lleva a Tayikistán.

En este contexto, una portavoz de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Susan Harrington, dijo que “hay un número limitado de las fuerzas de la coalición en Kunduz asistiendo y asesorando al ejército afgano” y que este respaldo se enmarca en la misión Apoyo Decidido, por la que la OTAN mantiene en el país asiático a unos 4 mil militares en labores de asistencia y capacitación de tropas afganas, sin mandato para entrar en combate.

Estados Unidos cuenta, por su parte, con un dispositivo de combate con unos 9 mil 800 militares.

El martes, EU bombardeó objetivos del talibán a las afueras de Kunduz y ayer los bombardeos se produjeron en las proximidades del aeropuerto, a unos 10 kilómetros de la ciudad, donde se encuentra el centro de operaciones de las fuerzas afganas.

Mientras tanto, el Parlamento afgano convocó a los miembros del consejo de seguridad, incluyendo al jefe la inteligencia, el ministro del Interior y al ministro de Defensa en funciones, para que declaren sobre la caída de Kunduz. “Es vergonzoso cómo el gobierno está gestionando la situación de Kunduz”, señaló el diputado Iqbal Safi durante una sesión televisada, exigiendo la dimisión del presidente Ashraf Ghani.

Ramatulá Nabil, jefe de la agencia de espionaje del país, se disculpó por no lograr repeler el ataque talibán. Los diputados exigieron también una investigación oficial sobre por qué cayó Kunduz y dónde consiguieron los talibán sus armas.

El servicio secreto afgano NDS informó la noche del martes que el responsable de los talibán para Kunduz, Maulawi Abdul Salam, y decenas de insurgentes habían sido eliminados en un ataque aéreo. El portavoz talibán Zabiulá Muyahid lo negó.

La misión de la ONU en Afganistán (Unama) informó que hay más de 100 civiles muertos o heridos, según las primeras informaciones, y que hasta 6 mil civiles han huido. El representante especial de la ONU para Afganistán, Nicholas Haysom, se mostró muy preocupado por la situación. “Hay informaciones de ejecuciones extrajudiciales, incluyendo personal médico, secuestros, denegaciones de atención médica y restricciones de movimiento para salir de la ciudad”, dijo.

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