El papa Francisco subrayó a sacerdotes, obispos y monjas a dejar la riqueza, porque esta pauperiza, “pero pauperiza mal, nos quita lo mejor que tenemos, nos hace peores”.

En el marco de la celebración de las vísperas con religiosos y seminaristas, efectuada en la catedral de La Habana, el máximo representante de la Iglesia católica señaló que “cuando se mete el espíritu de riqueza, de mundanidad rica en el corazón de un consagrado o consagrada, sacerdote obispo o papa, lo que sea. Cuando uno empieza a juntar plata, y para asegurarse el futuro … No es Jesús, sino una compañía de seguros de tipo espiritual que yo manejo".

"Por ejemplo una congregación religiosa que empieza a contar, Dios es tan bueno que le manda un ecónomo que lo lleva a la quiebra. Las mejores bendiciones de Dios, son los ecónomos desastrosos, porque la hacen libre, la hacen pobre… Nuestra santa madre Iglesia es pobre. Dios la quiere pobre, como quiso pobre a nuestra santa madre María. Amen la pobreza como a la madre”, subrayó el Sumo Pontífice quien tenía preparada una homilía, pero decidió platicar con ellos sobre el tema referido.

A las religiosas, el Papa les dijo que hay servicios pastorales que pueden ser más gratificantes desde el punto de vista humano, sin ser mundano y señaló que hay momentos en que uno busca la preferencia interior al más pequeño, al más abandonado, al más enfermo, al que nadie toma en cuenta o que nadie quiere y subrayó que quien sirve al más pequeño, sirve a Jesús de manera superlativa.

Les insistió a las religiosas: “A voz te mandaron a donde no querías y lloraste. Lloraste porque no te gustaba, lo cual no quiere decir que seas una monja llorona. Dios nos libre de las monjas lloronas que siempre se están lamentando”, dijo Francisco, quien aclaró que esa frase no es de él, sino que eso les decía Santa Teresa a las religiosas.

Continuó al respecto: “Ay de aquella monja que anda todo el día, que se anda lamentándose porque le hicieron una injusticia. Voz lloraste porque eras joven, tenías otras ilusiones”.

El Papa pidió también a los sacerdotes que no se cansen de perdonar cuando confiesan. “Si no tienes pecado tira la primera piedra, pero solo con esa condición, pensar en tus pecados”.

Francisco insistió: “Por favor, a los sacerdotes, no se cansen de perdonar, sean perdonadores. No se cansen de perdonar, como lo hacía Jesús, no se escondan en miedos o rigideces".

“Así como esta monja y toda las que están en su mismo trabajo, no se ponen furiosas cuando encuentran al enfermo sucio o mal, sino que lo sirven, lo limpian, lo cuidan. Así vos cuando llega el penitente, no te pongas mal, no te pongas neurótico, no lo eches del confesionario. No lo retes. Jesús los abrazaba, Jesús los quería”, apuntó.

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