El presidente Barack Obama apoyó enérgicamente el acuerdo transpacífico por considerar que Estados Unidos debería imponer las reglas del comercio internacional en estos momentos de firmeza económica.

"Si no dictamos las reglas de comercio en el mundo ¿a que no adivinan? Lo hará China", dijo el presidente en una visita a la sede central en Oregón de la compañía Nike. "Y ellos escribirán las reglas de modo de dar ventaja a los trabajadores y comercios chinos".

Nike fue una elección curiosa para el discurso del presidente, dadas las críticas a sus prácticas laborales a lo largo de los años. Pero Nike prometió el viernes crear hasta 10 mil empleos en Estados Unidos en la próxima década junto con sus socios de manufactura si el Congreso concede a Obama la "vía rápida" para negociar que conduzca en definitiva al acuerdo comercial transpacífico de doce naciones.

Nike dijo que el acuerdo comercial le permitiría aprovechar los menores gravámenes a los zapatos y acelerar las inversiones para la fabricación de calzado en Estados Unidos.

Las negociaciones en torno a ese tratado han puesto a Obama en la posición incómoda de disentir públicamente con aliados demócratas que habitualmente lo apoyan, incluso muchos legisladores, sindicatos y ambientalistas.

Los oponentes temen que el acuerdo transfiera empleos al exterior.

Obama argumentó que el sistema actual no beneficia a los trabajadores estadounidenses, particularmente los pequeños negocios que, según dijo, crean dos de cada tres empleos en Estados Unidos. Agregó que estos negocios necesitan un mejor acceso a los mercados asiáticos de gran crecimiento.

El presidente admitió que encontraba resistencia a su posición en su propio partido, pero agregó que el acuerdo incluye reglas sobre el ambiente, la labor infantil y otras cuestiones. Los países participantes tienen que mejorar las condiciones laborales y aprobar otras leyes para proteger a los trabajadores, agregó.

ahd

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