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Del total de operadores de transporte público en la Ciudad de México, 99% son hombres, las edades oscilan entre los 30 y 50 años, cuentan con un nivel de escolaridad secundaria y la mayoría tiene problemas de salud.

Desde hace siete años, el Centro para el Fomento de la Educación y Salud de los Operarios de Transporte Público de la Ciudad de México, Asociación Civil (Cenfes A.C) ha capacitado a los operadores y realizado perfiles sobre quiénes son los que hacen que la capital esté en movimiento.

Tan sólo en 2015 fueron atendidos 9 mil 628 operarios, de los casi 40 mil que podrían existir si se toma en cuenta que hay alrededor de 20 mil microbuses y en promedio cada uno es trabajado por dos choferes en dos turnos.

De acuerdo con datos de 2014 del Cenfes, en la Secretaría de Movilidad están registrados 17 mil 235 operarios, sin embargo, en este sentido, la cifra negra de quienes pueden prestar servicio sin documentos e incluso siendo menores de edad puede ser de más del doble.

“Esto sí ocurre, a veces hay quienes hablan con el dueño y piden el chance de trabajar porque tienen la necesidad. Otros empezaron aquí como ayudantes, lavando los carros, luego de cobradores y después hasta les dejan echarse unas vueltas o tomar un turno. Sólo cuando hay operativos es que los cachan, pero muchas veces manejan sin tener permisos porque ahora con las capacitaciones es más difícil pasar todo. Es mejor hacerlo por fuera”, dijo el señor Gregorio, checador del paradero de Chapultepec.

Según datos de Cenfes, el perfil del microbusero se compone de hombres entre los 30 y los 50 años con un nivel educativo básico. Del total, sólo 1% son mujeres y tienen el bachillerato. La jornada laboral de un chofer va de ocho a 12 horas dependiendo el turno y es aquí donde la “guerra por el centavo” cobra fuerza, pues de la capacidad del operario de “ganar pasaje” va a depender que pueda cubrir los gastos fijos como: gasolina, composturas, trámites y el pago de cuenta que puede ser diaria o semanal.

En lo fijo, cada operario entrega al día cerca de mil pesos, más o menos 400 en gasolina y 300 de la cuenta por turno. Apartan un recurso para cualquier imprevisto o para la revisión semanal y el resto lo tienen de ganancia. Esta última oscila entre los 300 y 800 pesos dependiendo el día, la ruta, el horario y la pericia del chofer.

Enfermedades atacan a operarios. Durante 2015 el Centro para el Fomento de la Educación y Salud de los Operarios de Transporte Público de la Ciudad de México evaluó la salud de 44 mil 512 operarios, incluyendo choferes de microbuses, taxis y transporte de carga, sin embargo, se encontró que hay problemas de salud propios del gremio.

Las enfermedades más frecuentes encontradas en los operarios fueron dislipidemia con 28% de los casos y ametropía con 22%; mientras que 10% padece diabetes. Sin embargo, también aparecieron la prediabetes, tabaquismo, hipertensión, síndromes metabólicos, obesidad mórbida e insuficiencia venosa, la mayoría de estas enfermedades están asociadas al sedentarismo y la mala alimentación.

“Dolores de espalda, de cadera y de piernas son lo más común por estar sentado tanto tiempo. También llegamos a padecer infecciones urinarias por no beber agua o aguantarse del baño y aunque no es enfermedad, padecemos que quemaduras en la piel por el sol y de eso también nos debemos cuidar”, comentó Saúl Díaz, operador.

En cuanto a las evaluaciones sicométricas aplicadas por la asociación en convenio con la UAM y la UACM, el 99.7% de los más de 10 mil operadores que se sometieron a esta prueba resultaron aptos, y sólo el 0.3% requirió ser referido a una instancia externa para su estudio. Al respecto de las adicciones, se ha detectado consumo de mariguana, cocaína y anfetaminas, sin embargo, el interés se ha concentrado en alcohol y tabaco que registran los más altos números por ser legales.

Temen perder su trabajo. Luego del anuncio del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, de desaparecer los microbuses, trabajadores desconocen qué va a pasar con su trabajo, pues en los corredores la edad máxima para operar son 45 años, es decir, apenas en el límite de quienes actualmente prestan el servicio.

“Si además de la edad tenemos algún problema de salud menos nos van a contratar, vamos a significar un gasto que los particulares no quieren hacer porque tampoco les costea. Entonces ¿qué va a pasar con nosotros? con los que hemos dedicado más de 20 o 30 años al transporte, ¿quién nos va a dar trabajo? En eso nadie ha pensado”, comentó el señor Ignacio, checador de salida en el paradero del metro Puebla.

En el caso de los otros, los más jóvenes, la alternativa estará, dicen, en tratar de integrarse a un corredor, al Metrobús, trabajar en un taxi o en los de carga. “O de plano cambiarme de estado. Esto es lo único que sabemos hacer porque llevamos años manejando, habrá que buscar mientras se pueda, después ya Dios nos dirá”, dijo Ayala, chofer de 32 años.

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