Una de las más recientes y afortunadas aperturas, dentro de lo mucho que abre y cierra continuamente en el panorama gastronómico de la ciudad de México es el restaurante Aída.

Grata sorpresa nos llevamos al descubrir este nuevo espacio, totalmente renovado y rediseñado hoy día, que hasta hace unos cuatro años atrás ocupara el entonces restaurante Hip Kitchen, dentro del que hace tiempo fue uno de los hotelitos boutiques más referentes de la ciudad, el Hippodrome, ubicado en la Avenida México 188 y en pleno corazón de la colonia Condesa.

Los empresarios Arturo Hernández y Juan Pablo Ballesteros, así como sus socios, se dieron a la tarea de crear allí mismo Aída, un novedoso concepto de cocina plural e internacional con marcados acentos mexicanos.

Desde que uno se topa con el enorme muro verde de triple altura que proyecta un jardín vertical, como detalle decorativo principal, se respira un aire de actualidad en todo, desde una terraza interior con toldo retráctil y líneas de expresión arquitectónica resguardadas por celosías geométricas, hasta los aromas fascinantes que se dejan sentir entre las mesas, producto de una cocina honesta y gratificante.

Responsable del fogón es el reconocido chef oaxaqueño Alejandro Sampedro, quien recrea al pie de la letra una serie de platillos diseñados concienzudamente por el chef Marcos Culchieri, quien ha impuesto un  estilo particular de cocina mexicana exitosamente lograda, en otro feudo como el célebre Limosneros, del Centro Histórico.

Para empezar la aventura de sabores, nada como los gin tonics de la casa, refrescantes y cautivadores desde el primer sorbo.

Imprescindibles se vuelven en la mesa los edamames salteados en aceite de oliva con jamón serrano, cebolla morada, camarón seco, surimi y salsa oriental XO, que dejan sentir libremente las notas del jengibre y otras especias.

Recomendamos seguir con el atún laminado y sellado en aceite de ajonjolí, con totopos de won ton y bañado con una sorprendente salsa macha a base de chiles, guajillo, ancho y cascabel, que uno jamás se hubiera imaginado le fuera tan bien. Asimismo, no se pueden perder el carpaccio de apio nabo servido con queso semiduro de oveja, arúgula fresca y aderezo de limón amarillo.

Hay en la carta también pastas, como los ravioli hechos en casa con harina Hoja de Plata y rellenos de queso Cotija, nuez de la India y salvia, bañados con pesto de betabel horneado.

Deliciosos, los platillos de mar, como la cazuela de mejilllones con chorizo y el dorado con salsa cítrica de toronja.

No obstante,  el fuerte y protagonista estelar del menú de Aída es el cerdo, en diferentes cortes, versiones y propuestas. No podemos dejar de elogiar el pork belly con su cuerito bien dorado y bañado en salsa de fondo de res, balsámico y piloncillo.

Por otra parte, la versión porcina del filete Wellington, está ¡de aplauso! Es una edición que eleva al lomo de cerdo a grandes alturas gourmet con su capa de pasta envolvente de hojaldre, paté de hígados de pato y salsa oscura de res acompañando con puré de papa. Algunos le llaman el “Cerdington”. El mayor antojo, es la torta Gema, similar a una torta ahogada de pierna de cerdo deshebrada pero, bañada con salsa de chipotle y servida en un trozo de pan baguette.

Los postres son sublimes por igual, así como la bien cuidada carta de vinos de todas partes, con especial énfasis en  las etiquetas nacionales más selectas.

Aída es toda una experiencia y gran hallazgo culinario en la zona de Condesa y por las noches el bar en la terraza de la tercera planta, es el sitio de reunión animado y casual, donde se puede disfrutar magnífica coctelería y muchas bebidas más.

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