Michel Rolland, quien nació en Libourne, Francia, en 1947, es considerado uno de los enólogos más importantes del planeta y un referente indiscutible del mundo vitivinícola. Posee más de 20 etiquetas con 100 puntos Parker, lo que da una idea de la capacidad que tiene en su campo.
Rolland tiene su sede en Burdeos, con cientos de clientes en 13 países diferentes y un estilo de vino influyente por todo el mundo. Prefiere las bebidas muy afrutados y con roble, preferencia que comparte con el crítico de vino estadounidense Robert M. Parker. Aparece destacadamente en la película crítica Mondovino como un agente de la globalización del vino.
“El vino es una de las bebidas con mayor antigüedad, su consumo en ocasiones se torna demasiado sofisticado alejándose de lo cotidiano.
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Por ello, no existía el concepto de Gran Vino, sino el que te gusta es el mejor ¿de qué valen 100 puntos Parker si la bebida no te hace sentir bien, si no despierta sensaciones placenteras”, explica el célebre enólogo.
Complace tu paladar
El experto en vino también asegura que no es necesario saber cuáles fueron las variedades utilizadas en la elaboración del vino, la edad del viñedo, si fue barrica francesa o americana para saber si es grato al paladar o no, sólo hay que utilizar nuestros sentidos y probarlo.
Algo que ayuda en la percepción positiva de los vinos explica el enólogo Rolland es el contexto en el que se disfruta una copa del néctar de la vid.
“El vino más sencillo se puede volver una joya preciada si en ese momento se comparte con amigos, familia, un amor o simplemente se disfruta en la tranquilidad de la noche acompañado de buena música. “Por el contrario la bebida mejor puntuada al tomarla en un contexto nada favorable demeritará notablemente su percepción de manera lamentable”, asegura el experto.
La música y el folclore
Las notas musicales y el vino tienen mucho en común, “me encanta la música, la ópera, el folclor, ya sea mexicana, argentina y española, por mencionar algunas, de buen nivel, en la bebida y la música hay algo que hace salir tu alma y también el alma del lugar. El néctar de la vid se trata exactamente de eso, no sólo me ocupo de hacer buenos o grandes botellas, sino que la idea es sacar lo mejor del terruño, su alma. Se puede hacer buen vino, grandes vinos es otra cosa”.