Durante la campaña para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, fui invitada a un foro sobre seguridad ciudadana. Presidía la mesa Claudia Sheinbaum y en ella estaba también José (Pepe) Merino. Discutíamos sobre las fracasadas respuestas institucionales al crimen por parte del gobierno de la capital. En su turno Sheinbaum afirmó: quiero que el crimen se mida y se publique como la calidad del aire. Esta era una idea fantástica.

El Sistema de Monitoreo Atmosférico de la Ciudad de México es un instrumento de medición y visualización de la calidad del aire. Existe desde hace casi dos décadas. En línea uno puede conocer, hora a hora, el nivel de contaminación en distintos puntos geográficos en el área metropolitana. Cuarenta y tres estaciones de monitoreo recaban continuamente los niveles de contaminantes como ozono, azufre y plomo. La información pública nos permite tomar decisiones simples y útiles como en qué momento salir a correr, cuándo tomar precauciones para que niños y adultos mayores no sean afectados y hasta cuándo ponerse bloqueador solar. Una aplicación muy similar es transferible al terreno del crimen.

Imaginemos a una persona que desea hacer compras en el área de La Merced de la Ciudad de México. Esta persona estaría interesada en saber qué tan segura es la zona: querrá conocer qué tipo de delitos ocurren ahí y en qué horarios, como también le gustaría saber el perfil de las víctimas. Más aún, le gustaría identificar las calles específicas que representan los “focos rojos” del barrio.

La primera interacción sobre la emulación del sistema de medición de calidad del aire en temas de seguridad la creó el propio Pepe Merino, hoy titular de la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México. Esta entidad ha desarrollado un abanico de intervenciones relacionadas con la transparencia y combate a la corrupción a través del uso de tecnologías digitales. El equipo de la Agencia logró que la visión de Sheinbaum de aquel foro transitara hacia una realidad de política pública. Esto, a solo unos meses de iniciada la nueva administración.

En el apartado Delitos PGJ, de la página datos.cdmx.gob.mx, pueden consultarse las carpetas de investigación de delitos denunciados ante el Ministerio Público. Es la primera vez que una procuraduría mexicana hace públicos sus datos de esta manera. Es una apertura sin precedentes y un acierto. Hoy podemos consultar sobre las miles de carpetas de investigación que el ministerio público capitalino ha iniciado desde 2016 hasta el mes pasado. Los incidentes pueden consultarse en listas, también pueden visualizarse en qué calles ocurren: un punto, un delito. Más de dos mil usuarios han descargado información de esta plataforma a pocas semanas de su existencia.

En una ciudad donde se denuncian 12% de los delitos, esta base de datos que informa al ciudadano se podría enriquecer volviéndola colaborativa. Si, por ejemplo, se permitiese a los habitantes de la ciudad reportar incidentes de forma directa a través de aplicaciones de denuncia desde sus teléfonos, con precisión y sin filtros. Cada persona sería el equivalente a una estación ambiental, el ciudadano como el preciso monitor que respire las mejoras en la calidad de la seguridad.

Además de los mecanismos ciudadanos tendrán que agregarse las múltiples vías de denuncia dispersas entre autoridades y números telefónicos. Como con el aire, se juntaría la mayor cantidad de información para obtener un indicador más global de riesgo. Si esto se logra, quizás un día tendremos mejor aire y mejor justicia.


Abogada. @LaydaNegrete

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