Tereso Medina, originario de Zacatecas, tiene 46 años, está casado, fue deportado hace tres meses. Estaba en un programa de rehabilitación en el cual con un brazalete podía hacer parte de su vida normal. Trabajar, ir a tiendas y a la iglesia.

Un día no traía su brazalete. Comenta que no sabe de qué manera lo perdió. Al ser descubierto fue detenido y deportado. Tenía 23 años en Estados Unidos, a punto de arreglar sus papeles para hacer su estadía legal en el vecino país.

Pidió apoyo legal para regresar a Estados Unidos, donde estaba llevando un proceso judicial.

Antes, una jueza de la causa le permitió tener libertad condicional con un brazalete, pero infringió la ley, y ahora busca regresar con su familia a Las Vegas, Nevada.

Allá tiene tres hijos, dos de ellos casados; el menor, de 16 años, es atendido por el gobierno estadounidense porque ha intentado hacerse daño por la situación que están pasando a raíz de su repatriación.

Medina comenta que se siente atrapado, quiere trabajar, toda su vida se ha dedicado a la construcción, incluso, recuerda que con su padre hacía casas del Infonavit.

En Estados Unidos se desempeñaba como contratista, tenía a su cargo a 20 personas, y ahora busca que le apoyen con instrumentos de trabajo de albañil para poder subsistir, ya que se quedó sin familia, hogar ni empleo.

Por el momento vive de la caridad del comedor Instituto Kino para la Frontera y el Albergue San Juan Bosco, donde noche a noche va a dormir.

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