Acapulco.— Francisco e Isamara van en tercer año de secundaria en la general Benito Juárez, ubicada en la colonia Navidad de Llano Largo. Tienen temor todos los días de ir a la escuela por balaceras y otros sucesos violentos que han ocurrido a la redonda, pero les motiva estudiar para llegar a ser doctora y marino.

Ambos niños van en tercer grado de secundaria y su primera opción saliendo es el Conalep de su colonia. Ven que hay cosas muy irregulares y aceptan que van con dificultades a la escuela, pero se acostumbraron a los policías y a los marinos. Coinciden en que sólo hay elementos afuera de la secundaria.

En la colonia Lomas del Valle, las escuelas general y Juan de la Barrera no tienen claves propias, lo que les impide acceder al presupuesto del Instituto Guerrerense de la Infraestructura Física Educativa; incluso, tampoco del ayuntamiento que destinó 400 mil pesos.

La entrada a la secundaria Benito Juárez por la calle Tulipanes es una pendiente de unos 100 metros que combina piedras con lodo. Siempre que llueve los niños se ensucian los zapatos y hasta han resbalado porque hace falta pavimentar la calle. Afuera del plantel, de más de 478 alumnos, aún no tienen contabilizados a todos por ser semana inicial; hay dos militares flanqueando el acceso.

Letras grandes en color azul distinguen el nombre de Benito Juárez y la escuela está dentro de las que la Secretaría de Educación Pública (SEP) llama de calidad y aporta recursos federales para infraestructura y maestros. El plantel tiene 12 salones. Sí ha servido, según su director Octavio Ochoa, la implementación de seguridad porque hubo más inscritos. Agrega que el operativo, cuyos elementos llegaron el jueves, no es suficiente.

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