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Saltillo

Durante la administración estatal de Humberto Moreira en Coahuila, se construyó en el municipio de San Juan de Sabinas el Hospital del Minero, que tenía como objetivo atender a los trabajadores de la zona carbonífera.

El inmueble se encuentra a un costado de la carretera entre Sabinas y Rosita y hoy está en completo abandono. El proyecto fue idea de Javier Villarreal Hernández, entonces director del Servicio de Administración Tributaria de Coahuila (SATEC) y hoy encarcelado en Estados Unidos por cargos de conspiración de lavado de dinero, robado de las arcas del estado con documentos apócrifos.

Entre 2010 y 2011, Villarreal propuso a los productores mineros invertir en la construcción del hospital parte de los fondos que aportaban por cada tonelada de carbón a la Promotora para el Desarrollo Minero (Prodemi), aun cuando no ello no era necesario si se considera que los patrones deben dar de alta a los trabajadores en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Después de terminada la edificación del complejo, el gobierno del estado solicitó a los productores que aportaran otra cantidad de recursos para el equipamiento del hospital, cuota que nunca se concretó ante la negativa de los particulares.

Jorge Torres, quien entró como gobernador interino a la salida de Humberto Moreira, calificó en su momento la construcción como “un error”, argumentando que los mineros ya contaban con el IMSS. Hoy, Torres es prófugo de la justicia estadounidense por lavado de dinero y fraude bancario.

Ante el vacío de la obra, en la que al menos se invirtieron 40 millones de pesos, el gobierno de Coahuila pidió al IMSS hacerse cargo del proyecto, sin obtener respuesta.

En su momento, la oposición en el Congreso solicitó analizar el tema en tribuna para fincar responsabilidades a quienes autorizaron la construcción del hospital y analizar un posible reembolso a los carboneros. Los priístas se negaron.

Puente en desuso. En Saltillo, el gobierno municipal construyó un puente peatonal para estudiantes universitarios… que ya no usan. Un millón de pesos costó la obra con la que se pretendía que los alumnos de la Universidad Autónoma del Noreste evitaran el riesgo de cruzar la calle.

El puente peatonal está ubicado justo en uno de los accesos al plantel. Sin embargo, la universidad decidió después cerrar esa entrada correspondiente al bulevar José Musa de León, por lo que los estudiantes ya no necesitan usar la obra.

La nueva entrada se encuentra cerca de un semáforo; por lo que los universitarios simplemente esperan la luz roja para cruzar caminando.

El puente peatonal, además del costo de un millón de pesos, trajo consigo que se colocara una valla en medio del camellón para obligar a los estudiantes a utilizarlo, pues los alumnos insistían en cruzar la calle.

El caso de La Pirámide. Hace casi 15 años, en 2001, se construyó en el Parque Industrial Santa María de Ramos Arizpe un edificio conocido como La Pirámide, donde se pretendía albergar un destacamento de la entonces Policía Federal de Caminos. Pasaron los años y por razones desconocidas nadie ocupó la construcción.

La Pirámide, en cuya construcción se destinaron siste millones de pesos, quedó en el abandono. Los únicos que la aprovecharon fueron los indigentes, que la utilizan como refugios y los grafiteros, que plasmaron su pintas en las paredes.

En septiembre de 2014, el ayuntamiento anunció que el edificio sería donado al patronato de Bomberos, con la intención de colocar una nueva central de emergencias.

El municipio adelantó que se utilizarían, en una primera etapa, alrededor de 4 millones de pesos para rehabilitar el lugar. En diciembre de 2014 se firmó un convenio con el que Davisa Parques Industriales se comprometía a donar La Pirámide y un terreno contiguo, donde se buscaría crear una central de urgencias especializada en accidentes vehiculares y un área de capacitación para bomberos y elementos de protección civil. A la fecha no se ha concretado nada.

Negocios frustrados. Hace una década, también en Ramos Arizpe, se comenzó la construcción de un conjunto de edificios, que conformarían un Centro Corporativo de Negocios. En un área cercana al aeropuerto Plan de Guadalupe, se buscaba que fuera un espacio para la atracción de negocios. Nunca cumplió con su función.

La obra, que cuenta con cinco edificios, dos de ellos en obra negra, está plagada de grafitis. Los pedazos de cristal se encuentran regados por el interior y nadie se acerca a hacerle caso, salvo los vándalos y pandilleros.

La obra nunca se terminó, pero cuenta hasta con estacionamiento. Los edificios son de tres pisos y se presume que serían para albergar oficinas o salas de conferencias.

Ni el gobierno local ni el estatal responden por este elefante blanco.

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