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Claudia y Mario Campos son primos y desde hace siete años asisten al Vive Latino. Él padece ataxia en un grado que ya no le permite caminar, mientras que ella tiene parálisis cerebral pero a diferencia de Mario, aún se vale por sí misma. Su condición carece de importancia al momento de asistir al festival, sobre todo desde el año pasado, cuando el Vive Latino y la asociación civil Restart unieron esfuerzos para crear un espacio en el que personas con discapacidad tuvieran condiciones de accesibilidad para gozar los conciertos.

Así que en punto de 12:20 horas del sábado un taxi proporcionado por un patrocinador pasó a su domicilio para llevarlos a la puerta 6 del Foro Sol. Ahí se le dio acceso al automóvil para que los Campos recogieran sus boletos junto con un acompañante, que en este caso fue su primo Edel.

Llegaron luego a la Zona Restart, donde ya están sus asientos, alimentos, bebidas, snacks, souvenirs, atención personalizada, paramédicos además del transporte de vuelta a su casa.

Ambos platican que son amantes de la música porque encuentran en ella paz, animo e inspiración. Mario recuerda a bandas desde 1997 porque pese a su enfermedad ha recorrido los 17 Vive Latino y recuerda conciertos de La Lupita, Maldita Vecindad, Molotov, La Cuca... Antes de que Restart formara parte del programa del festival, recuerdan que era muy complicado (más no imposible) asistir a este tipo de eventos, que siempre ha sido un problema encontrar lugar en el estacionamiento así como recorrer los cientos de metros para poder llegar a al escenario principal y de ahí trasladarse a otro. Este año fue diferente con la ayuda de voluntarios que los llevaron a la Zona Restart, donde fueron recibidos con las manos abiertas.

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Este proyecto también funcionó el pasado 26 de febrero para el Electric Daisy Carnival.

La dinámica consiste en que las personas con capacidades diferentes sean acompañados por un integrante de la familia o amigo cercano. Cada evento admite por día a 25 personas más su acompañante.

“La idea es generar inclusión por medio del entretenimiento”, explica Frix Anchondo, fundadora de Restart, que también es una medio digital.

“Nuestro espacio está abierto a la inclusión de personas con discapacidad; esta vez colocamos espacios en los escenarios Indio, Indio Plisner Plata y la Carpa Doritos”, señala.

Las instalaciones de la zona implicaron este año dos plataformas de 16 metros de largo por seis metros de ancho, con capacidad para 170 personas. La convocatoria se lanza cada vez que en la Ciudad de México se hacen eventos masivos de música, ya sea nacional o internacional.

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