Los puntos de vista diferentes son una expresión que debe mirarse con normalidad en las sociedades democráticas. Permitir el disenso contribuye a que la ciudadanía forme su opinión sobre los temas que le atañen. El pensamiento uniforme es atributo de sociedades autoritarias.


En la política mexicana —y en la de casi todos los países del mundo— las diferencias sobre temas públicos son comunes. Lo que varía en cada nación son las formas de solucionarlas.

Estados Unidos acaba de pasar hace unos días por una situación de ese tipo, cuando demócratas y republicanos no se pusieron de acuerdo para aprobar el presupuesto del país, con lo cual la mayor parte de las oficinas públicas quedaron paralizadas; luego de tres días ambas partes alcanzaron un acuerdo temporal.

Pero España tardó casi un año en elegir gobierno, entre 2015 y 2016, luego de que en las elecciones ningún partido tuvo la mayoría suficiente para encabezarlo.

Los desacuerdos son asunto de todos los días, pero de igual manera todos los días se tiene que buscar posiciones cercanas.

México ha transitado por épocas de parálisis en sexenios recientes, con legislaturas en las que las posiciones irreductibles de las fracciones legislativas obstaculizaban todo acuerdo.

Sin que se pueda decir que ahora todo es diferente, en los últimos años ha habido avances en la forma de superar obstáculos para lograr reformas importantes. Y ayer precisamente se dio un anuncio que abona a la civilidad política del país.

El gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, se reunió con el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, luego de que el primero acusara hace unos días a la Secretaría de Hacienda de retenerle recursos por 700 millones de pesos, como consecuencia de la investigación al ex gobernador César Duarte y la dependencia respondiera que el mandatario local pretendía realizar un intento de extorsión. Corral y simpatizantes de diversos ámbitos emprendieron una marcha —Caravana por la dignidad— a la Ciudad de México para reclamar los recursos. El encono estaba en un punto alto, pero este miércoles comenzó a distenderse.

Cuando el país está a unas semanas de iniciar el periodo de mayor competencia política, en el proceso para elegir al Presidente de la República, se vuelve imprescindible que se privilegie el acuerdo por encima de las coyunturas electorales, pues en la mayoría de los casos la ciudadanía queda rehén de las diferencias de grupos antagónicos.

Entre legisladores y gobernantes debe prevalecer el principio de que la política busca el bien común... y si para ello se basa en el diálogo, mucho mejor.

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