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ramon.trevino@clabsa.com.mx
Mientras Julio César Chávez Junior recibía una paliza por parte de Saúl Álvarez, en su esquina estaba Ignacio Beristáin, quien nunca entendió qué pasaba con su pupilo.
“El chico [Jr.] no respondió a las expectativas, a lo que trabajamos, al esfuerzo de todos”, comenta el legendario entrenador en entrevista telefónica con EL UNIVERSAL.
“Fue una noche difícil para todo el equipo de trabajo”, agrega.
Don Nacho asume que la derrota se consumó desde el primer asalto. “La pelea la perdimos toda. Fue de un solo round”.
El estratega negó que el peso de Chávez haya sido un factor. Tampoco culpó la condición física ni mental de Chávez hijo. El fallo vino en la aplicación de la táctica.
“Habíamos planeado en retroceder, que ‘Canelo’ perdiera distancia y ahí golpear”, explica Beristáin. “Junior tenía todo el interés de aplicarlo, pero no le funcionó. Chávez prefería golpearse con el otro. No podemos ver su mente. Algo raro le pasó”.
Para los últimos rounds de la pelea, se esperaba que el hijo de “La Leyenda” fuera al frente, a buscar el nocaut, ya que era la única oportunidad que tenía para conseguir el triunfo, mas no fue así.
“Se le mandó al abordaje. A dar más golpes”, responde Don Nacho. “Pero Julio tiraba una combinación pequeña y Álvarez le respondió con otras más altas y más veloces; lo sorprendió”.
El veracruzo explica que Junior no pegó más porque las respuestas del tapatío eran más poderosas.