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Larry Tremblay, el novelista y dramaturgo canadiense asegura que Dos hermanos (Nube de tinta), su novela más reciente publicada en México, se parece a un cuento contemporáneo, incluso se imaginaba que antes de cada frase, el lector podría escuchar “Erase una vez en una tierra lejana...”, como en los cuentos de hadas; sin embargo, es una novela dura, habla de guerras, odios y terrorismos que crecen en el mundo.

“Hace algunos años escribí la obra War cantanta, sobre el origen de los conflictos étnicos. Estaba interesado en explorar por qué estos conflictos étnicos se siguen dando. Esperaba que mi obra pudiera ofrecer, por lo menos, un tipo de respuesta: mostraba cómo un soldado enseñaba el odio a su joven hijo. Dos hermanos continúa donde esa obra se quedó, explorando cómo la violencia se transmite, de persona a persona, por generaciones”.

En entrevista vía correo desde Quebec, el escritor asegura que no quería escribir una novela de guerra con muchos personajes e innumerables descripciones de campos de batalla, ataques aéreos y misiles. “Me decanté por una novela que describiera a una sola familia (padre, madre, hijos) obligada a tomar decisiones trágicas. Casi como una tragedia griega. Mi objetivo no era describir la guerra, sino las desastrosas consecuencias que provocan en las vidas de los niños y sus padres”.

Tremblay escribe de la guerra, el odio y la muerte porque todo le concierne a la vida, y por eso quiso tener a dos niños como protagonistas de esta novela que ya ha sido adaptada al teatro y ha tenido un gran éxito, más de 28 mil espectadores en pocas semanas.

“La guerra olvida a los niños. La guerra desdibuja la frontera entre el mundo de los adultos y el de los niños. Si la humanidad amara realmente a sus niños, no seguiría haciendo la guerra. El amor al poder, al dinero y a los falsos ideales, desafortunadamente, prevalece sobre el amor que la humanidad le tiene a sus niños”, señala Tremblay.

El también dramaturgo dice que en esta novela, como en todas sus obras, no quiere juzgar a sus personajes sino tratar de entenderlos. “Esta característica probablemente parte del hecho de que llevo 40 años escribiendo obras de teatro. Un texto dramático consiste en agujeros, en lo no dicho, en el silencio. Si el texto dice todo, el cuerpo y la voz del actor se vuelven innecesarios”.

Larry Tremblay ha publicado en Canadá una nueva novela titulada L’Impureté que, dice, habla de la fragilidad del ser, la pérdida de las ilusiones, la manipulación, la venganza y también del poder de la literatura. También acaba de salir Même pas vrai, una novela gráfica para jóvenes donde cuenta la historia de Marco, un niño de siete años que convierte su vida en reportajes. “¡Sostiene en su mano un micrófono invisible!”, dice Tremblay.

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