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En un año, de febrero a febrero, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ha realizado cuatro mediciones, en intervalos de tres meses, con el fin de generar información estadística sobre el comportamiento lector de la población mexicana de 18 años y más. Esa encuesta que en su última medición, presentada el pasado 15 de abril, arrojó que los mexicanos leemos en promedio 3.8 libros al año, se ha sumado a una serie de mediciones que se han hecho en México, pero que aún no brindan resultados concretos.

El 9 de noviembre del año pasado, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, hoy Secretaría de Cultura, presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015, que sustentaba que los mexicanos leíamos 5.3 libros al año, una cifra muy superior al 2.94 que arrojó la Encuesta Nacional de Lectura 2006, realizada por la misma institución.

Pese a la diversidad de mediciones, a las que también se ha sumado la Encuesta Nacional de Lectura 2012, realizada por FunLectura; y la Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura 2015, levantada por IBBY México, que en general buscan generar datos que ayuden a la definición de políticas públicas, las encuestas han provocado ruido principalmente por el número de libros leídos al año, pero no han generado consensos ni en estandarización de la metodología de recavación de datos.

Norma Luz Navarro Sandoval, directora de Diseño Conceptual de Encuestas tradicionales y Especiales del INEGI, asegura en entrevista, que lo ideal sería una estandarización metodológica para levantar información estadística sobre la lectura. “Sería excelente que INEGI, Secretaría de Cultura, la UNAM, la SEP trabajáramos sobre la definición de una metodología que pudiera establecerse como estandarizada para el país e irle dando seguimiento, porque sí es muy importante ir monitoreando con relativa frecuencia cómo va el comportamiento lector en el país”, afirma la funcionaria.

Marina Núñez Bespalova, directora de Publicaciones de la Secretaría de Cultura del gobierno federal, instancia que coordinó la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015, dice que las cifras hay que discutirlas metodológicamente y las encuestas también.

“Lo que haremos más adelante es intentar llevar una misma metodología justo para que estas diferencias no hagan tanto ruido. No son números que se hayan hecho de mala voluntad ni se están maquillando cifras, son cifras que salieron sobre ciertas metodologías y maneras de aplicar una encuesta. No han coincidido, vamos hacer que coincidan, y vamos a trabajar con organismos internacionales como el CERLALC para que también uniformemos criterios en ese sentido y podamos medirnos con otros países de América Latina”, afirma Núñez Bespalova.

La danza de los números. Entre el 2.94 arrojado por la Encuesta Nacional de Lectura de 2006 y el 3.8 fijado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a través de su Módulo para la Lectura (Molec), está el reiterativo 2.94 de FunLectura y el rimbombante 5.3 de la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura de 2015.

Sin embargo, en la diversidad de mediciones no hay un consenso para la metodología, si acaso existe una base común que es la metodología propuesta por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC).

“Esta metodología que revisamos para poder proponer el Módulo sobre Lectura, el Molec, es relativamente reciente, surge en el 2005 en una reunión de expertos de América Latina que proponen la metodología; incluso recientemente, en 2014, hubo una reunión en México, donde la actualizaron. Esta metodología lo que busca es cambiar varios paradigmas, de entrada el central que dictaba que toda la lectura es a través de libros. Ahora hay que diversificar la lectura y un concepto común o central en ellos es el comportamiento lector, distinto a lo que en otras encuestas era sobre prácticas de lectura, muy centrada en cuantos libros lees, ahora esta metodología del comportamiento lector cambia el concepto y va más hacia una expresión social sobre lo que para las personas representa la lectura y en distintos ámbitos”, afirma Norma Luz Navarro Sandoval.

Asegura que se trata de una metodología compleja que posiblemente no se ha podido plasmar al 100% en el cuestionario que realiza el Molec en campo, porque además una limitante que tiene este módulo es que es una encuesta muy pequeña.

Esa es una diferencia determinante para la directora de publicaciones de la Secretaría de Cultura, Marina Núñez Bespalova quien dice que la Encuesta Nacional y las mediciones del INEGI son estadísticas distintas. “El Molec, que es un módulo que utiliza el INEGI para saber sobre índices de lectura, realmente es un módulo muy reducido y tiene un universo también mucho más pequeño que el de la Encuesta que nosotros llevamos a cabo. El Molec se hizo a partir de los 18 años, hace cierto tipo de preguntas que no coinciden con las nuestras o que algunas coinciden pero no ahondan tanto como las nuestras, por ejemplo pregunta cuántos libros ha leído al año, y en cambio nosotros preguntamos cuántos libros has leído por placer al año y cuántos libros has leído por obligación; la cifra del 5.3 salió de la suma de estas dos variantes que tuvimos nosotros”.

La funcionaria cultural dice que si sólo comparas la lectura por placer y la comparas con la del INEGI son cifras muy similares. “Es 3.2 contra 3.8; luego si te pones a reducir también tus universos, nuestra encuesta es partir de los 12 años, la Encuesta del INEGI es apartir de los 18, si yo hago un ejercicio que metodológicamente no es muy válido de comparación, reduciendo también mi universo, también llego a cifras similares, es decir, las metodologías son distintas, pero eso no invalida ni una ni otra, o sea se pregunta distinto, se dan a conocer respuestas obviamente distintas, pero si empiezas a hacer estos ejercicios de intentar comparar, pues la verdad es que no estás tan alejado. Incluso el propio Molec de este año, si sigo con este ejercicio que metodológicamente no es tan válido, queda por encima de mí en cifras de lectores. Ellos tienen 3.8 y nosotros en sólo por placer es de 3.2”, afirma.

Arcelia Briceda, coordinadora del Molec, asegura que “medir cuántos libros se leen siempre es muy novedoso y todo mundo presta atención a ese dato, por lo tanto también lo presentamos pero la idea no es nada más sacar el número de libros que lee la población. Pero nos falta determinar más las preguntas, generalmente este promedio de libros leídos es de libros concluidos, pero no pensamos en los capítulos de un libro o en los pequeños tiempos de lectura en el metro o camión”.

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