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Los ojos de Carlos Monsiváis estaban en todas partes, era el auténtico Big Brother orweliano de la cultura nacional y ajonjolí de todos los Monsis, el cine sostiene la biografía literaria y personal del autor de Aires de familia. Sus escritos sobre el séptimo arte, referencia obligada de investigadores de la cinematografía mexicana nacionales y extranjeros, por primera vez han sido recopilados para un libro.

Un amigo cercano de Carlos Monsiváis, el estudioso chicano del Colegio de la Frontera Norte (Colef), David Maciel, se dio a la tarea de recabar este año un conjunto de 56 artículos y ensayos publicados desde inicios de la década de los 60 hasta 1995 por el cronista fallecido hace un lustro, el 19 de junio de 2010.

Según refiere Maciel a EL UNIVERSAL, el volumen incluye textos sobre películas mexicanas, europeas y hollywoodenses escritos para revistas y diarios como México en la cultura, El gallo ilustrado, Diorama de la cultura, Ovaciones, Revista de Revistas, Proceso, Unomásuno, México en el arte, La Jornada, Siempre!, Intermedios o Nexos, y espera ser publicado por la Cineteca Nacional a principios de 2016, “como un compromiso” de su director, el cineasta Alejandro Pelayo, quien ha apoyado el proyecto.

Más allá de su legendaria cinefilia, Monsiváis fundó en 1960 la revista Nuevo Cine; ese mismo año abrió en Radio UNAM el espacio El cine y la crítica; de 1972 a 1987 fue director de La cultura en México, donde publicó varios artículos sobre la Época de Oro del cine nacional, con perfiles de Cantinflas, Dolores del Río o María Félix. Muchos de sus ensayos sobre la pantalla grande se incluyeron en sus libros de crónicas, como Escenas de pudor y liviandad y Aires de familia; o de plano el cine fue el tema, como en Rostros del cine mexicano, A través del espejo: el cine mexicano y su público, Recetario del cine mexicano. En La historia general de México, editada por El Colegio de México en 1976, destacó en 25 páginas el cine en la formación de la identidad nacional del mexicano.

Maciel emprendió la recopilación de artículos de cine de Monsiváis “como una deuda que tenía con su mentor y amigo”, quien lo introdujo hace décadas al estudio de la cultura mexicana, y ésta se inicia con el texto “La muerte de James Dean”, publicado el 10 de diciembre de 1961 en México en la cultura, y se cierra con “Un siglo de cine”, que apareció el 13 de diciembre de 1995 en La Jornada.

En el índice del libro de próxima aparición —con cuya copia cuenta EL UNIVERSAL— aparecen artículos como “París vive de noche”, “Cesar si mi delito es ser cristiano. A propósito de Cecil B. De Mille”, “El peñón de las ánimas”, “La moda en el western. La trayectoria económica de la flecha”, “El cine. Hollywood Babilonia: la sacralización del chisme”, “No sólo de bikinis vivía el cinéfilo”, “Marlene Dietrich, leyenda de vida” o “¿Es así la cárcel? Mito del cine (sobre El apando, de Felipe Cazals)”.

Colección apasionante. La misma Cineteca custodia desde septiembre de 2014 la mayor evidencia de la pasión de Monsiváis por el cine: su colección de unas 5 mil películas en video, en formatos láser, beta, VHS y DVD, buena parte de ellas conseguidas en los viajes del escritor al extranjero, y por tanto, únicas en México.

Dora Moreno, directora de Acervo, y Tzutzumatzin Soto, jefa de Acervo Videográfico e Iconográfico de la Cineteca, destacan la importancia de ese patrimonio que integra la videoteca Carlos Monsiváis para conocer más sobre la vida y la obra del ensayista, cuyos gustos, preocupaciones y preferencias estaban reflejados en sus videos. Sólo la colección en DVD incluye 234 títulos de películas mexicanas, todas ya digitalizadas, refieren Moreno y Soto.

También el Museo del Estanquillo, mejor conocido como el Museo de Carlos Monsiváis, custodia la colección de memorabilia, carteles, fotografías, programas de mano, autógrafos y pósters relacionados con el cine que a lo largo de casi medio siglo reunió el escritor. En diciembre de 2011, ese museo dio una probadita al público de la importancia del cine en la vida de Monsiváis al abrir la exposición Del rancho a la capital. El cine mexicano de Carlos Monsiváis, que exhibió unas 500 piezas de su acervo.

Otros dos importantes recintos culturales del país han nombrado a sus salas de cine en honor al cronista. El Centro Cultural Tijuana (Cecut) puso Carlos Monsiváis a la única sala de su Cineteca, inaugurada el 7 de diciembre de 2011, año y medio después de la muerte del escritor, con quien esa institución dependiente de Conaculta mantuvo una estrecha relación, que incluye su participación en 1990 en un homenaje a La Doña, María Félix. También el Centro Cultural Universitario de la UNAM, en su ampliación de salas cinematográficas, abrió en febrero de 2012 una en homenaje al autor.

Su prima Beatriz Sánchez Monsiváis destaca la participación del escritor como “actor” en unas siete cintas, entre ellas Los caifanes (Juan Ibáñez), donde sale de Santa Clós; Lola La Trailera 2 (Raúl Fernández), donde aparece de narco; En este pueblo no hay ladrones y Las visitaciones del Diablo (de Alberto Isaac).

Más allá de la crítica. Los artículos y ensayos sobre cine de Monsiváis, quien según Carlos Bonfil nunca se ocupó de recopilarlos tal vez por no considerarlos trascendentes dentro de su obra, han sido referencia de investigadores mexicanos como Jorge Ayala Blanco, Julia Tuñón, Lauro Zavala y el mismo Bonfil, pero también de estudiosos de la cinematografía nacional en el extranjero, como Marvin D'Lugo, Dolores Tierney, Sergio de la Mora, David Maciel, Paulo Antonio Paranaguá o Ignacio Sánchez Prado.

A tal grado que D'Lugo afirma que una mirada a los escritos de Carlos Monsiváis sobre el cine “puede servir como entrada a su compleja visión crítica de la cultura contemporánea en México”, y más aún, que “es posible formular una biografía del cronista sobre la base de sus contactos profesionales con el cine”.

Una visión que comparte el crítico Carlos Bonfil, gestor de la videoteca Carlos Monsiváis de la Cineteca y curador en 2011 de la exposición Del rancho a la capital. El cine de Carlos Monsiváis, quien reconoce la influencia del cronista en el desarrollo de la crítica de cine en México.

“La enseñanza que él puede dar es el entusiasmo por el cine, por la cultura, estar al día todo el tiempo, el poder reflejar en una nota de cine toda una cultura política, social; todo eso hacía que su crítica fuera enciclopédica, eso se ha venido perdiendo”, expone Bonfil, quien participó el pasado miércoles en el homenaje a Monsiváis en la sala Miguel Covarrubias de CU, a cinco años de su muerte.

Al respecto, Ignacio Sánchez Prado, de la Universidad de Washington en St. Louis, considera que las ideas de Monsiváis sobre el cine se mantienen vigentes y destaca sus aportes.

“Su aportación fundamental tiene que ver sobre todo (pero de ninguna manera exclusivamente) con tres temas. Primero, su obra discutió la forma en que el cine fue esencial para construir el sentido de identidad nacional en las clases populares. Segundo, sus estudios sobre figuras individuales del cine mexicano fueron centrales para entender cuestiones sobre construcción de iconicidad y el rol que figuras como Pedro Infante y María Félix tuvieron en la conciencia cultural del país. Finalmente, Monsiváis ilumino el problema de lo que él llamaba ‘migraciones culturales’, es decir, la forma en que los cambios sociales en términos de modernización afectaron a la sociedad mexicana en parte a través del cine. Los tres temas siguen siendo vigentes y sujetos a muchos debates”, dice.

“Creo que lo único que hubiera querido es que la obra de Monsi no se enfocara tanto en la época de Oro. A veces quisiera leer textos de mayor profundidad sobre el cine de los 60, 70 y 80, o del cine de la era neoliberal”, agrega el investigador.

Lauro Zavala, estudioso del cine mexicano e investigador de la UAM-X, también destaca el pensamiento cinematográfico de Carlos Monsiváis como “canónico”.

“Sus ensayos son un referente imprescindible para todo estudioso del cine mexicano, igual que los textos de Jorge Ayala Blanco y de otros autores canónicos. Pertenecen a una primera etapa en el desarrollo de los estudios sobre cine mexicano. Se trata de ensayos personales en los que el autor propone la existencia de un canon de películas que deben ser vistas y estudiadas para entender la historia del cine en México.

“En ese sentido, en sus ensayos Monsiváis propone un lenguaje específico para hablar sobre estas películas, establece un marco socioestético y determina criterios de valoración particulares, que tienden a reconocer la importancia de las estrellas y los momentos climáticos de la construcción dramática en las películas canónicas, especialmente en las del llamado cine de la Época de Oro”, dice Zavala.

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