La enseñanza de la historia puede generar momentos de reflexión, dependiendo de los contextos y los momentos históricos, expresó el doctor Sebastián Plá Pérez, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM.

Por lo tanto, la historia es un elemento fundamental de la identidad nacional, pues su función está relacionada con la formación ciudadana, de sujetos y de colectividades.

La enseñanza de esta disciplina, destacó el investigador, depende del momento histórico, es decir, está directamente vinculada a lo que el Estado determine en cada periodo y aunque hay una historia oficial, no necesariamente ha sido la misma siempre.

En ese contexto, la historia siempre va a ser política y por eso siempre genera mucho debate. Además hay que considerar que es un conocimiento social que abarca a todos y todos de alguna manera pueden opinar. Es decir, hay un estrecho vínculo entre la enseñanza de la historia, la disciplina profesional y el derecho que todos tenemos a la historia.

“No le puedes decir a alguien que no tiene derecho a contar una historia: la historia es comunidad, la interpretación de los acontecimientos históricos es propia”, reconoció el especialista.

Los retos

Al mencionar los retos de la enseñanza de esta disciplina en México, el doctor Plá destacó que el número de historiadores que hay en el país alcanzaría para cubrir ni 2% de todas las clases de historia que tienen que impartirse en el sistema educativo mexicano.

Aunado a esta problemática se encuentra el cuestionamiento sobre quién debe enseñar historia, por ejemplo, un normalista o un universitario; y si en esta enseñanza debe imperar saber más sobre la disciplina o cómo enseñarla.

Para instituciones como el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, el docente en historia debe tener conocimientos de gestión escolar y administrativos, así como en la materia y cumplir con la normatividad, entre otros. Sin embargo, el doctor Plá señala que, sobre todo, debe ser un intelectual.

“Debe darse al profesor la libertad de ser un intelectual, quitarle ese yugo de funcionario público que le están poniendo hoy en día con los temas de evaluación tan centralizados”, dijo.

En su opinión, el profesor de historia debe tener sensibilidad, conocimiento de la materia, de los contextos y tener la libertad para enseñar con base en sus contextos y convicciones.

Al respecto agregó que el profesor no sólo debe repetir los conocimientos que le dicta el Estado, aunque no puede ser una libertad de cátedra absoluta, porque hay ciertos conocimientos básicos que los estudiantes deben saber.

Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM

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