El Banco de Japón (BoJ) decidió hoy mantener intacta su evaluación de la economía nacional y optó por no activar ningún estímulo adicional de flexibilización monetaria, a pesar de la nueva entrada en recesión del país asiático.

Así lo anunció la entidad al término de su reunión mensual de dos días sobre política monetaria, en la que no ha modificado ninguno de los puntos esenciales de su estrategia ni su análisis sobre la evolución de la tercera economía mundial, tal y como preveían la mayoría de analistas.

El BoJ considera que la economía nacional "ha continuado su tendencia de recuperación moderada, aunque las exportaciones y la producción se han visto afectadas por la ralentización de las economías emergentes", según consta en el documento aprobado hoy.

La entidad nipona no ha rebajado su evaluación a pesar de que el Producto Interior Bruto (PIB) nipón retrocedió un 0,8 por ciento entre julio y septiembre en comparación con el mismo período del año anterior, lo que supone su entrada técnica en recesión, según los datos publicados el lunes por el Ejecutivo.

El análisis del banco central nipón se basa en señales positivas como el repunte del consumo doméstico o la "tendencia moderada al alza" de la inversión corporativa, y también señala que la inversión pública ha disminuido ligeramente "aunque se mantiene en niveles altos" .

El gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda, afirmó en rueda de prensa que la segunda contracción consecutiva del PIB nipón se debió sobre todo a la caída de los inventarios de las empresas, y señaló que pese a que este indicador fue negativo, podría apuntar a un aumento del consumo en el próximo trimestre.

En el mismo sentido, subrayó que el consumo doméstico, que representa un 60 por ciento de la economía nipona, "se está recuperando con firmeza gracias a la mejoría del empleo y al incremento de los ingresos" .

El BoJ tampoco movió ficha en sus previsiones sobre la inflación, ya que confía en que las subidas salariales aplicadas por las grandes empresas niponas terminen por empujar los precios al alza.

En su reunión mensual previa, la entidad decidió retrasar nuevamente el plazo marcado para lograr que el país registre una inflación en torno al 2 por ciento hasta finales de 2016 o principios de 2017, debido a los efectos de la caída del crudo.

A pesar de este retraso y de las dificultades para lograr ese objetivo inflacionario, el BoJ se ha vuelto a abstener de tomar medidas adicionales a favor de la flexibilización similares a los movimientos recientes de Pekín y Fráncfort, y como venían reclamando algunos economistas.

"Creemos que lograremos en algún momento el objetivo del 2 por ciento, pero para lograr una tendencia alcista firme se necesita tiempo" , afirmó Kuroda, quien insistió en que hay "una posibilidad muy alta" de alcanzar esa meta para finales de 2016.

De este modo, el BoJ seguirá ampliando la base monetaria en unos 80 billones de yenes (603.849 millones de euros/663.088 millones de dólares) al año.

El banco central japonés activó este programa de compra masiva de activos en abril de 2013 con objeto de duplicar la base monetaria para incentivar el retroceso del yen y dejar atrás un ciclo deflacionario de casi dos décadas.

jram

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