En este momento estoy escuchando For Whom the Bell Tolls, del álbum Ride the Lightning de Metallica; y conforme recuerdo la experiencia que tuve a bordo de la S 1000 R, cada nota encaja perfecto con ella.

Imaginen cada requinto de Kirk Hammet con  el giro de la muñeca en el acelerador. Entra James Hetfield con su voz ronca y nos lleva a aventar el cuerpo y la moto hacia un costado para girar y salir de la curva a toda velocidad. Llegan los platillos, los toms de piso, bombo y tarola de Lars Ulrich y cada golpe de las baquetas se asemeja al sonido del motor subiendo hasta las 11 mil revoluciones. Y ya que vamos muy rápido, aparece Robert Trujillo y cada sostenido flotando entre dos notas naturales nos lleva a subir y bajar de marcha para lograr una vuelta rápida en el circuito.

Ahora comienza The call of Ktulu y me doy cuenta de que esta roadster deportiva nace directamente de su hermana S 1000 RR. Podríamos pensar que BMW Motorrad solo se limitó a desnudar la moto, ponerle un manillar más ancho y volverla más urbana pero no, se trabajó en ella completamente, en especial en el motor y electrónica sin dejar de lado la genética de la RR.

Comienza Fade to black y esos acordes me recuerdan lo bien que la pasé en la S 1000 R, cuyo chasis es casi idéntico al de la RR pero con algunos ajustes para conseguir un comportamiento más estable en carretera, ya que no necesita ser tan ágil y radical como la deportiva.

El bastidor perimetral de aluminio pesa 11.98 kilos y coloca el motor inclinado hacia adelante  32 grados para que su centro de gravedad sea bajo y así dar mucha estabilidad y tracción, además de sumar un poco de confort.

El cuadro de instrumentos incluye una pantalla LCD junto a un cuenta revoluciones analógico. El display muestra el modo de conducción elegido (Rain o Road), la velocidad, marcha insertada, kilometraje, temperatura del motor, nivel de combustible, autonomía, consumo medio y velocidad media, entre otros parámetros.

Lo anterior es una pequeña muestra de que la gama de motos deportivas de BMW es un cúmulo de tecnología y ayudas electrónicas, lo cual nos hace a todos los conductores la vida más duradera, amigable y divertida. Incluye el control automático de tracción ASC y el sistema Race-ABS y los modos de conducción son Rain y Road, estos últimos una vez seleccionados, configuran el ASC como el Race-ABS para el tipo de conducción que deseamos. Por ejemplo, en Road, los sistemas se ajustan para rodar sobre asfalto seco y la opción Rain se adapta para ir sobre piso mojado o lleno de baches. En este caso la respuesta del acelerador es más suave ya que al ser Ride by Wire se adapta electrónicamente, además de que la entrada de los sistemas Race-ABS y ASC se realiza antes. Y finalmente, la potencia del motor en Rain se reduce a 136Hp y 104Nm de par ayudándonos a llevar mejor y más segura nuestra conducción.

Llegamos a Fight fire with fire y hasta el título queda bien con la S 1000 R. En el apartado de los frenos, no hay cambios contra la RR. El delantero es un doble disco de acero de 320mm con pinzas de cuatro pistones radiales y el trasero recurre a un disco de 220mm con pinza de un pistón. De serie equipa el sistema Race-ABS integral parcial y cuando actuamos sobre la maneta frontal se activan ambas pinzas mientras que si sólo usamos la palanca, actúa el freno posterior.

Las suspensiones son las mismas también, una horquilla invertida con barras de 46 mm delante y regulable en extensión y compresión, con 120mm de recorrido y un amortiguador trasero con ajuste en precarga y extensión. Y si la quieres más extrema, se puede solicitar el Control Dinámico de Suspensión DDC.

El manejo. Al principio pareciera la S 1000 R  es dura para sortear el tráfico pero no, bueno, solamente la maneta del clutch y después de un tráfico en hora pico. Conforme llegan las maniobras nos percatamos de que la dirección no tiene un radio de giro muy amplio y si queremos maniobrar tendremos que anticipar mucho o hacer un par de correcciones adelante-atrás.

A estas alturas Creeping death está terminando y también nuestra reseña. Se agradece que la unidad a prueba tuviera el asistente de cambio de marchas así que, sin soltar el acelerador, pasábamos de primer a segunda y así sucesivamente. Sabes que puedes acelerar a fondo y que no habrá problemas en cuanto a tracción porque de eso se encarga el DTC y si a eso le sumas unos neumáticos Pirelli Diablo Rosso Corsa, tenemos tracción más que de sobra.

El único consejo es sujetarte bien porque cuando llegan esos 160Hp y el giro de la muñeca es rápido, puedes soltarte. Otra incomodidad llega  cuando el asfalto es irregular, la moto se siente muy rígida y rebota mucho a pesar de llevar la suspensión en modo Normal, dándonos la falta de confianza al entrar en algunas curvas. Sin embargo, en autopista el manejo es perfecto en cuanto a estabilidad y sensaciones a los mandos.

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