El estadio Olímpico Universitario se dividió en dos durante el encuentro entre Pumas y Guadalajara (2-1). Ningún equipo tuvo ventaja en las gradas en lo que fue una buena entrada para observar un choque entre dos grandes del futbol mexicano, pero que no pasan por un buen momento.

Contrario a lo que sucede en el clásico capitalino, cuando el América visita Ciudad Universitaria y no puede existir una mezcla de aficionados en el recinto, los fanáticos de Pumas y Chivas tienen mayor accesibilidad de convivencia entre ellos.

La cabecera norte del inmueble, utilizada por la afición del visitante, estuvo repleta de camisetas rojiblancas. La mayoría de estos seguidores vive en la Ciudad de México y no se pierde la oportunidad de ver al Rebaño , sin importar que esté fuera de la zona de clasificación.

Los aficionados del Guadalajara se expandieron en cada esquina del Olímpico Universitario . Disfrazados con las playeras de la Selección Mexicana , de civil, incluso a algunos valientes no les importó sentarse con la camiseta del Rebaño al estar rodeado de seguidores de los Pumas .

Sin conocer la tradición de la porra auriazul , un puñado de fanáticos de las Chivas se sentó en la planta baja de la zona del Pebetero, por lo que fue bañado con chorros de cerveza y otro tipo de líquidos por la Rebel, encima de los inocentes que querían tener una mejor perspectiva del juego.

Por lapsos del cotejo, el “¡ CHIVAS ! ¡ CHIVAS ! ¡ CHIVAS !” sacudió la casa de los Pumas , que no tenía otra que contestar con el tradicional Goya .

El primer gol de los locales (cortesía de Carlos González ) silenció a la porra rojiblanca , que observó la anotación a unis escasos metros de sus lugares. El Guadalajara reaccionó con el penalti a su favor y despertó a la afición. Los futbolistas tuvieron su duelo sobre la cancha y los aficionados hicieron lo mismo con cánticos en las gradas. Antes del descanso, la más escandalosa fue la felina, porque los del Pedregal retomaron la ventaja en el marcador.

Los decibeles bajaron para la segunda mitad. A lo mejor el horario, la contaminación o la tensión del partido tuvieron algo que ver con esto. Antes del partido, la Comisión Ambiental de la Megalópolis anunció que se mantenía la Fase I de Contingencia Ambiental por Ozono y que la peor calidad de aire sería a las 13 horas, durante el segundo tiempo en el estadio Olímpico Universitario . Un factor que pudo terminar con los cánticos de las porras, al ya no tener oxígeno limpio para respirar.

Con el cronómetro en los 90 minutos, el apoyo al Rebaño se convirtió en mentadas para José Saturnino Cardozo , entrenador del equipo. La afición exigió la salida del paraguayo, quien sumó cinco partidos sin ganar en la Liga MX , situación que ha provocado que el Guadalajara se aleje de la zona de clasificación.

Para los universitarios fue un impulso de motivación porque el miércoles afrontan la semifinal de la Copa MX y es un largo viaje hasta Ciudad Juárez . El “¿Cómo no te voy a querer?” despidió a los auriazules.

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