Una de las imágenes que las personas de mi generación tenemos del futuro es sobre “Los Supersónicos” en coches que vuelan, con robots que los asisten y teleconferencias con pantallas en todos lados.

Dos cosas que no embonan bien ahí son la billetera con dinero físico y guardar el coche en un portafolios. Su estilo de vida todavía está lejos del nuestro, por varias razones.

Sacando ciertas señales del #ruidoblanco, resaltemos algunos pilares con los que tenemos que lidiar en nuestra sociedad y en dónde encaja la tecnología.

Si bien estamos hablando de una caricatura, “Los Supersónicos” nos daban cierta esperanza, pero obviamos cosas relevantes como la economía, la política y la meritocracia. La tecnología ha jugado un papel determinante en nuestro día a día y su uso ha simplificado la vida a millones de personas.

Varios escuchamos que nunca llevaríamos una calculadora con nosotros a todos lados y, no obstante, hoy podemos llevar eso y mucho más... Tenemos un asistente virtual, al cual le decimos la operación y nos da el resultado.

Actualmente, antes de aprender a leer y escribir, un niño puede entender contextos de caricaturas en cuantos idiomas esté disponible ese contenido. He visto a un niño hablar, comprender y entablar una conversación en tres idiomas mientras su lengua materna es una y sus interacciones con las otras dos las tiene en la escuela y a través de la tableta, y la otra, informalmente con conocidos y la tableta.

Esta capacidad es extendida a millones de niños. Sin embargo, los usos y las costumbres hacen que el potencial sea cuestionado. Actualmente el mundo sucede en pantallas: la comunicación, el entretenimiento, el trabajo, el aprendizaje, la economía tradicional y las nuevas economías están ahí.

Este nuevo espacio ha abierto también nuevas necesidades y oportunidades. Ya no es pelear con el banco por un cheque o aceptar las cuotas de operación de bancos pagando a empleados para corroborar cheques y fondos. Además del celular, hay equipos que vuelven tu TV en lo que antes era una carísima sala de conferencias corporativa.

Este pasado ni siquiera es el presente de las preguntas sociales que grupos civiles y expertos regulatorios ponen como sorpresa o expectativa. La simplicidad, ha ganado terreno a lo que entendemos cuando usamos algo. Por supuesto que leeremos titulares llamativos cuando servicios usados de manera masiva no están disponibles temporalmente. También los veremos si una tecnología que al principio vimos útil después nos muestra un lado que puede sonar invasivo, mismo que, por simplicidad, decidimos no buscar desde un principio.

Supongo que la cantidad de personas viendo “Los Supersónicos” que se preguntó sobre la privacidad de una videollamada fue ínfima. No vimos a agentes de seguros en un accidente de dos vehículos voladores, ni pensando si una pieza, objeto o autoparte cayó sobre alguien... Lo bueno es que sí vimos que los niños seguían yendo a la escuela.

Dejemos de tenerle miedo a la tecnología, de exigirle cosas sin antes revisar las normas básicas de uso. Comencemos a ver los beneficios. Si dependemos tanto de una tecnología que no puede fallarnos el 0.01% del tiempo que siempre está disponible es probable que no estemos entendiendo que la vida va muy rápido.

Ricardo Blanco es experto en tecnología. La opinión del autor es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.

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