En una muy buena sátira, Don’t Look Up, encontramos que estamos rodeados de puntos de vista, todos ellos con intereses detrás. Pueden ser intereses conocidos, desconocidos, ocultos o por conocerse. Las críticas a la sátira también lo están, incluso con lupas del conocimiento de cada uno.

He visto que la mencionan como crítica a las redes sociales o a la polarización. Me pregunto si no estamos alejando lo suficiente la lupa de este documento audiovisual.

La crítica puede ser desde el tamaño y reconocimiento al reparto (bien utilizado por Netflix y los publicistas para darle nombre) o de la forma en la que se expone a una sociedad occidental y su polarización, meramente estadounidense, ante un evento cataclísmico devastador.

A cerca de dos años de la irrupción de COVID-19 y sus variantes en nuestra sociedad, agradezco que no haya sido una sátira amarrada a una pandemia viral. Me parece que el acierto cae en llevar a las pantallas de dispositivos varios una sátira sobre la polarización, principalmente política; en la que incluso ponen en claro la importancia de “el momento adecuado” cuando se trata de dar o no prioridad a algo dependiendo de la agenda política de gobernantes o grupos de poder interesados.

El tema con la sátira es que su estilo también se pelea con su formato. La sátira es comedia que busca llevar un programa didáctico, educativo, consigo.

Pero la comedia siempre compromete y a veces minimiza ese programa por la demanda que implica hacer las cosas graciosas. Lo que nos lleva a preguntarnos ¿qué tipo de entretenimiento es este? ¿qué agenda tiene? ¿qué buscaban al hacer esto? ¿por qué estos artistas se prestaron a hacer esta cosa?

Al final la sátira no puede existir sin una cierta medida de ambos, comedia y didáctica, pero su éxito depende únicamente de la primera. Como bien dice Ralph Rosen de la Universidad de Pensilvania (Efficacy and Meaning in Ancient and Modern Political Satire: Aristophanes, Lenny Bruce, and Jon Stewart, 2012): si la sátira falla en su comedia, falla como sátira, pero si falla en su didáctica (si falla en alcanzar su proclama de instrucción moral) la eficacia de la sátira no solo se mantiene intacta, pero puede ser resaltada por la comedia que crece de la ironía de una didáctica expuesta como algo que no lo es.

Pero como bien plantea, siendo el tema o más bien la duda que quedará por resolver en los próximos meses es si más allá del éxito entreteniendo, el subtexto entre tanto #ruidoblanco logra que la audiencia “aprenda” aquello que la pieza busca “educar sobre / enseñar”.

Pero tan poca educación ocurre al final en una sátira que resulta casi sin sentido medir su éxito con base en lo bien que instruye. Incluso si uno se complace en la noción de que la sátira despierta nuestra noción de la condición humana, es posible que no sea la didáctica en la que se interese la pieza.

No veo que sea sobre redes sociales, polarización o capricho de artistas que ya no tienen que comprobarle nada a nadie. En mi subjetividad puede que sea solamente eso, una sátira que plantea nuestro contexto contemporáneo como sociedad.

Ejemplificando con una comedia para una minoría, que tal vez podría acercarse a la mitad más uno, el cómo funcionan ciertas decisiones políticas, como interactuamos hoy con las herramientas que tenemos, en qué nos fijamos y en donde chocan nuestras disonancias cognitivas.

“Hace poco más de medio siglo se le preguntó a Jonas Salk si patentaría su vacuna contra la Polio y respondió “¿puedes patentar al Sol?”. Que fascinante e inocente suena esto hoy, imaginando dar un descubrimiento de interés público sin guardar un par de millones para uno.” 1

Dos décadas atrás un artículo médico, no una investigación, fue publicada ligando vacunas con autismo. Doce años después el reconocido medio que lo publicó se retractó. Esto fue hace diez años.

Definitivamente, tenemos que ser capaces de decirnos cosas los unos a los otros, tenemos que ser capaces de escuchar-nos. Propongo, sin ser satírico, que el 2022 sea un año en el que intentemos alimentar este hábito.

“Al final del día, nuestra mente, ese órgano que da sentido a las cosas, no interpreta nuestras experiencias como pedazos separados de cristal, crea un mosaico con ellas.” 2

1."Mistakes Were Made (but Not By Me) Third Edition: Why We Justify Foolish Beliefs, Bad Decisions, and Hurtful Acts" por Caroll Tavris, Elliot Aronson.

2. Op. Cit.

Nota: La opinión de Ricardo Blanco es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.

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