Por Fluvio Ruíz Alarcón Y Cuauhtémoc Cárdenas

Celebramos el 86° aniversario de la Expropiación Petrolera recordando la decisión patriótica de Lázaro Cárdenas, que hizo valer la soberanía de la nación y puso al petróleo como recurso vital para el crecimiento económico, la industrialización y el desarrollo independiente del país. Recuperar para nuestro petróleo esta condición, hoy perdida, es un compromiso vigente.

Hace unos cuantos días se iniciaron oficialmente las jornadas electorales, y en esta fecha emblemática, considero que podemos invitar a quienes aspiran a la Presidencia de la República a que en el curso de sus campañas nos den a conocer sus propuestas sobre las políticas petrolera y energética por aplicar en el sexenio próximo y su desenvolvimiento previsible hacia el largo plazo.

Petróleos Mexicanos, sin duda, ha jugado desde su creación un papel central en la situación que tienen, para bien y para mal, las industrias petrolera y energética del país. Y existe la obligación, en Pemex mismo y en el Estado mexicano, que de ahora en adelante vuelva a ser como organismo del Estado, efectivamente, un activo determinante en el crecimiento de la economía, la sustentabilidad ambiental y el impulso a la investigación científica y al desarrollo tecnológico.

Me preocupan los retos por superar que tiene al frente: un asfixiante régimen fiscal, una elevada deuda de corto y largo plazo, la caída en la extracción de crudo y las dificultades para aumentarla, costos de producción superiores a su capacidad de deducción fiscal, deficiente sistema de refinación, insuficiente capacidad de almacenamiento, complejos petroquímicos subutilizados, pérdida de recursos humanos calificados, etc., y la ausencia de una estrategia integral de largo plazo para enfrentarlos.

Urge, entonces, dar paso a una nueva política petrolera que tenga como prioridad la petroquímica y la transición de Pemex a una empresa energética. Además:

• Se conceda a Pemex autonomía presupuestal y de gestión, dejando que sus alianzas sean aprobadas sólo por su Consejo de Administración.

• En sus alianzas, privilegiar el acceso a nuevas tecnologías, la formación de cuadros técnicos y el mejoramiento de la capacidad de gestión.

• Modificar el régimen fiscal de Pemex para permitirle mayor inversión a lo largo de la cadena de hidrocarburos y para financiar su transición energética.

• Flexibilidad para actuar dentro y fuera del país.

• Rehabilitar y modernizar la planta petroquímica e impulsar nuevos proyectos.

• Impulsar los intercambios de crudo para elevar la eficiencia del sistema de refinación.

• Incrementar las inversiones en exploración (incluyendo aguas profundas), así como en recuperación mejorada de campos maduros.

• Reducir la quema de gas a su límite reglamentario.

• Garantizar el abasto nacional de gas creando una subsidiaria para la producción y aprovechamiento de fuentes de gas natural, incluyendo desarrollos de carácter internacional.

• Incrementar a 1% del valor de la producción, la aportación al Instituto Mexicano del Petróleo para investigación, desarrollo, innovación tecnológica y formación de recursos humanos.

• Dirigir el esfuerzo tecnológico de Pemex a la reducción de costos de producción, mejores técnicas de recuperación de campos maduros y aprovechamiento de campos no convencionales.

Fortalecer la autonomía del desarrollo del país, la buena gestión del sector petrolero en el futuro inmediato y mediato requiere del papel activo del Estado, una nueva arquitectura institucional y una política petrolera que comprenda las tres componentes básicas de la sustentabilidad energética: seguridad energética, sustentabilidad ambiental y equidad en el acceso de la población a la utilización de la energía. Ello implica, desde luego, una profunda revisión del modelo económico y del papel que debe jugar el sector petrolero en el contexto de la transición energética y el cambio climático.

En diciembre de 2013 entraron en vigor las reformas en materia energética de los artículos 27, 25 y 28 constitucionales, que cancelaron las facultades del Estado para aprovechar de manera exclusiva los recursos naturales de carácter estratégico, abrieron la posibilidad de concesionarlos a particulares y anularon todo control del Estado sobre los recursos del subsuelo y las superficies que los albergan. Esas reformas retiraron, además, a todos los hidrocarburos el carácter de estratégicos, al igual que a la electricidad.

En las perspectivas políticas y económicas actuales, para un mejor desempeño petrolero y económico en el sentido más amplio, se vuelve más urgente que el Estado recupere el pleno y efectivo control de los recursos del subsuelo y oriente su aprovechamiento en función del interés público, revirtiendo, como un primer paso, las reformas de 2013 de los artículos 27, 25 y 28 constitucionales.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano es un ingeniero civil y político mexicano. Fue jefe de gobierno del Distrito Federal, candidato a la presidencia de la República en tres ocasiones y gobernador de Michoacán.

Fluvio Ruiz Alarcón fue consejero independiente de Petróleos Mexicanos (Pemex)

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