2021 fue un año de mucha precaución para las empresas; se tenía baja confianza en lograr una recuperación económica, en parte debido a las políticas fiscales y monetarias implementadas, pero principalmente por la incertidumbre que el confinamiento provocó a causa de la pandemia.

Ante tal complejidad de factores, decidir cuándo es el momento adecuado para retomar el ritmo que se tenía antes de que comenzara la crisis sanitaria implica un análisis a corto, mediano y largo plazo.

De acuerdo con la edición más reciente de nuestro estudio Perspectivas de la Alta Dirección en México 2022. Resiliencia ante la incertidumbre, realizado en México, cuatro de cada diez organizaciones (40%) aún están por definir cuándo volverán a los planes de inversión que tenían a inicios de 2020, una cifra que demuestra reservas ante un panorama poco claro para la toma de decisiones.

Para este año, si bien la previsión podría considerarse más optimista, aún se observa cautela por parte de las empresas. A partir de las políticas fiscales y monetarias actuales, 41% de la muestra destaca que sus planes se han mantenido, pero 52% señala una reducción o suspensión de dichas inversiones.

Lo anterior indica que, aunque la confianza en la recuperación económica se ha reforzado con respecto al ejercicio anterior, aún queda un largo trecho para volver a los planes previos a Covid-19. En este punto, es inevitable preguntarse: ¿qué aspectos deberían considerar la política monetaria y el paquete económico para incentivar las inversiones?

De acuerdo con la alta dirección, una política fiscal que brindara más respaldo a la competitividad de las empresas en el país tendría que fortalecer, por lo menos, los siguientes tres puntos:

1. Incentivos fiscales que permitan a las industrias más afectadas por la pandemia lograr una recuperación acelerada en un menor tiempo, cobrando plena conciencia de los efectos negativos que la crisis sanitaria trajo consigo.

2. Promoción altamente efectiva de la inversión a mediano y largo plazo mediante la seguridad que da la certeza jurídica para los negocios, alejándose de cambios inesperados, pues estos propician desconfianza y falta de apetito por parte de los inversionistas.

3. Recaudación de impuestos indirectos, incrementando u homologando las tasas del comercio digital y disminuyendo el impuesto sobre la renta (ISR), que es más complicado de revisar y determinar que el IVA, lo que a su vez complica su recaudación.

Por otra parte, el paquete económico en México para 2022 introduce nuevas limitantes a ciertas deducciones, mayores reglas para el combate a la corrupción, entre otros rubros. Lo anterior deja de lado ciertas prioridades que señala la Alta Dirección en este aspecto, respecto de proponer mayores incentivos fiscales (37%), así como atender el tema de la seguridad jurídica, prioridades que ya eran señaladas en 2021.

En conclusión, en un contexto como el actual, es hasta cierto punto comprensible que 28% de los directivos que participan en nuestro estudio considere que su organización regresará a los planes de inversión previos a la pandemia hasta 2023.

Socio Líder de Impuestos y Legal de KPMG en México y Centroamérica
Email: asesoria@kpmg.com.mx
*Las ideas y opiniones expresadas en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México
 

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