La inestabilidad y los vaivenes de la economía mundial han continuado en el 2023. Dos problemas que estallaron en el 2022 persisten hoy en día: el aumento de precios y la guerra en Ucrania. Mientras Estados Unidos y Europa continúen atizando el conflicto no se ve un final rápido de la guerra. En el frente del aumento de los precios, pasado poco más de un año del inicio de la política de aumento de las tasas de interés por parte de los bancos centrales, los resultados sobre la inflación y los efectos derivados son evidentes.

En Estados Unidos, la tasa de interés efectiva anual sobre fondos federales comenzó a subir consistentemente desde 0.08% a mediados de marzo de 2022 y alcanzó 5.1% en mayo de 2023. La tasa “prime” anual de corto plazo cambió de 3.5 a 8.3%, en el mismo periodo. En marzo de 2022, la tasa de inflación anual (precios al consumidor) fue de 8.5% y la tasa de interés real era fuertemente negativa (alrededor de -5% para la tasa “prime”). La inflación alcanzó un pico de 9.1% en junio de 2022 y comenzó a bajar a golpe de alzas de la tasa de interés. Para abril de 2023, disminuyó a 4.9%, tornando positiva a la tasa de interés real (3.6% en términos de la “prime”).

En tanto que país seguidor y sincronizado con el líder, el comportamiento de México es un espejo del de Estados Unidos. La TIIE (tasa de interés interbancaria de equilibrio) a un día pasó de 6.5% anual en marzo-abril de 2022 a 11.3% en mayo de 2023. La tasa de inflación anual (precios al consumidor) fue de 7.7% en abril de 2022, alcanzó 8.7% en septiembre y agosto de 2022 y para abril de 2023 disminuyó a 6.3%. La tasa de interés real, medida con la TIIE a un día, cambió de negativa (-1.2%) en abril de 2022 a altamente positiva (5.0%) en mayo de 2023. La reducción de la inflación y los efectos adversos sobre la producción, las condiciones de vida, así como la fortaleza del sistema financiero, han centrado el debate en el final de la política de aumento de la tasa de interés.

En Estados Unidos, el producto interno bruto sufrió una caída de 3% durante los últimos tres trimestres de 2020. En 2021-2022 tuvo un crecimiento alto que recuperó y rebasó lo perdido. En 2023, debido a la contención de la actividad económica generada por el aumento de las tasas de interés el crecimiento se redujo drásticamente (en el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023, el crecimiento fue de sólo 0.9 y 1.6%, respectivamente). Del primer trimestre de 2021 (punto más alto pre-pandemia) al primer trimestre de 2023, la economía de Estados Unidos había crecido un 5.6%. Con un aumento de la población de 1.2% en los dos años y un trimestre, el producto por persona aumentó 2.6%.

En México, la situación ha sido más severa. La economía decreció alrededor de 9% entre el segundo trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2021. La recuperación subsecuente llevó al PIB del primer trimestre de 2023 a estar apenas un 0.6% arriba del PIB del primer trimestre de 2019, lo que ha llevado a una disminución del PIB por persona de alrededor de 3 por ciento. Este es un resultado muy negativo que acaso ha mitigado, no revertido, la política de redistribución del ingreso del actual gobierno.

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