El cambio climático es el mayor reto que enfrenta la humanidad durante este siglo XXI; pero si lo vemos de otra forma, también es quizá la mayor oportunidad para las y los jóvenes, porque va a ser uno de los sectores económicos más dinámicos y de los que genere más empleos y mejor pagados.

La crisis del cambio climático ya llegó, en el Acuerdo de París casi todos los países nos comprometimos a limitar el incremento de la temperatura a 1.5 grados centígrados superior a la era preindustrial, ya fracasamos en esta meta. Durante 2023, México superó en 1.7 grados la temperatura promedio que se tenía en dicha era, de acuerdo con científicos de la UNAM.

Lo grave es que la intensidad y la frecuencia de las sequías, las inundaciones, los huracanes y las olas de calor seguirá creciendo de forma exponencial conforme siga incrementando la temperatura.

No olvidemos a los mexicanos que han fallecido por huracanes como Otis en Guerrero, inundaciones como la de Tula y las muchas víctimas de las sequías como la de Monterrey.

Además, los efectos del cambio climático afectan mucho más a los más vulnerables, que son quienes viven en zonas de mayor riesgo.

México es uno de los tres países con más riesgos climáticos agregados en el mundo de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía. Por ejemplo, en 2023 el punto medio más caliente del planeta se registró en el desierto de Sonora, y fue de 80.8 grados centígrados.

En este contexto, diversas organizaciones ciudadanas que luchan por la sustentabilidad y por una transición energética justa, nos invitaron a escuchar sus demandas y propuestas.

Acudió Xóchitl Gálvez y varios miembros del grupo que tengo el honor de encabezar y que llamamos Imaginemos México, nuestro objetivo es reunirnos con ciudadanos para dialogar sobre el país que deseamos.

Fue muy interesante escuchar que mientras unos pidieron que ya no se construyeran nuevas mega plantas de producción de energía con combustibles fósiles y eliminar las nuevas inversiones en combustibles fósiles desde 2027, otros nos recordaron que en México tenemos una dependencia de 90% de las energías fósiles, por lo que resultaría imposible hacer una transición energética de una día para otro

Como dijeron varios de los jóvenes expositores, el gobierno actual detuvo la inversión en energías renovables. Así mismo, mientras firmaban acuerdos de sustentabilidad en foros internacionales, en los hechos privilegiaron a las energías fósiles.

Ahora el Sistema Nacional Eléctrico se encuentra al límite de su capacidad, pues hay momentos en los que la demanda eléctrica es igual a toda nuestra capacidad productiva, lo que propicia un sistema eléctrico inestable e inseguro, al mismo tiempo que ha aumentado la frecuencia de los apagones.

El gobierno mexicano parece vivir en otro planeta, mientras todo el mundo se mueve hacia las energías renovables, aquí se les castiga, esto a pesar de que somos un país altamente vulnerable ante el cambio climático y con uno de los mayores potenciales de producción de energías renovables.

Por otro lado, algunos jóvenes exigieron que cuidemos los bosques de grandes obras de infraestructura que impliquen deforestaciones masivas, y que posiblemente ni siquiera beneficien a los mexicanos, por ejemplo, aeropuertos casi sin pasajeros o refinerías que casi no se usen.

Michele Duhart nos recordó que van alrededor de 20 millones de árboles talados para la construcción del Tren Maya. No obstante, los jóvenes señalaron que México y Colombia son los dos países más violentos con los ambientalistas.

También pidieron una transición energética justa, es decir, que el cambio hacia la sustentabilidad también garantice la equidad social y económica para todas las partes involucradas. Por ejemplo, que la transición no deje olvidados a los trabajadores de las industrias tradicionales, y que los beneficios y los costos de la transición se distribuyan de manera justa en la sociedad.

Xóchitl enfatizó que nos conviene que Pemex, al igual que lo están haciendo las mayores petroleras del mundo, se transforme en una empresa de toda clase de energías, no sólo de petróleo, de hecho con mayor especialización en energías renovables.

Dijo que nuestro petróleo es un insumo muy necesario para la mayoría de los objetos que usamos en nuestra vida cotidiana, como las computadoras, los celulares y las prótesis; es demasiado valioso para quemarlo, mejor hay que aprovecharlo adecuadamente.

También se habló del agua potable que cada vez es más escasa, pero se dijo que la solución no está en bañarnos más rápido, sino en tecnificar al campo para que use tecnologías que permitan cosechar la misma cantidad de alimentos, pero con una décima parte del agua.

Jose Luis Luege Tamargo argumentó que 75% del agua potable en México se emplea en el campo; disminuir en un punto porcentual ese uso del agua en el campo sería equivalente a ahorrar el agua que usa por todo un año la Zona Metropolitana de Monterrey.

Finalmente, me llamó la atención que pude ver en los jóvenes la llamada ansiedad climática; en particular a una joven se le quebró la voz cuando habló de este tema, pues tiene la convicción de que nos estamos acabando al planeta.

Reitero que este es el principal problema que enfrenta la humanidad, pero los bien informados ven detrás de cada problema una gran oportunidad; para México el combate al cambio climático supone la oportunidad de crear más de 800 mil empleos  bien pagados cada año, empleos que hoy necesitan nuestros jóvenes y que nos ayudarán a crear el mejor México posible.

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