A lo largo de la historia, las mujeres han hecho inmensas contribuciones en todos los campos de la ciencia. Por citar sólo unos poquísimos ejemplos, la perfumista Tapputi-Belatekallim de Mesopotamia es considerada la primera mujer química, al ser mencionada en una tablilla cuneiforme del año 1200 antes de Cristo, donde se le atribuye el uso del primer alambique y el desarrollo de sistemas propios de destilación. Más tarde, en la antigua Grecia, la matemática Pandrosion desarrolló una aproximación numérica para las raíces cúbicas; mientras que la astrónoma, matemática y filósofa Hipatia se convirtió en una respetada profesora y directora de su propia academia científica. En la Edad Media, Dobrodeia de Kiev, princesa rusa y emperatriz del Imperio Romano de Oriente, fue la primera mujer en escribir un tratado de medicina.

Algunos de los descubrimientos hechos por mujeres científicas continúan teniendo una relevancia directa en nuestro mundo y en nuestras vidas actuales. Por ejemplo, la matemática inglesa Ada Lovelace creó el primer algoritmo específicamente diseñado para ser implementado en una computadora, por lo que es considerada la primera programadora informática; mientras que la científica atmosférica estadounidense Eunice Newton Foote fue una de las primeras investigadoras del efecto invernadero.1

Históricamente, las mujeres en la ciencia se han enfrentado a numerosos obstáculos para desarrollar sus carreras. Han tenido que soportar restricciones y humillaciones, y no han recibido el reconocimiento y los honores que su trabajo merecía. Incluso una de las mujeres más brillantes de la ciencia, la física y química Marie Curie, tuvo que enfrentarse a la oposición constante de los científicos de su época. A pesar de haber obtenido el Premio Nobel de Física en 1903 y el de Química en 1911 y de que sus investigaciones fueron cruciales para el desarrollo de los rayos X, recibió pocos beneficios económicos por su trabajo.2

Si bien a partir de la segunda mitad del siglo XX muchos de los prejuicios y actitudes discriminatorias contra las mujeres científicas comenzaron a desaparecer, al día de hoy persiste una importante brecha de género en todos los niveles y áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) en el mundo. De acuerdo con cifras de la UNESCO, las mujeres representan 33.3% de todos los investigadores, pero sólo el 12% de ellas son miembros de las academias científicas nacionales. Suelen recibir becas de investigación más modestas, así como tener carreras más cortas y peor pagadas que sus colegas masculinos. Sus trabajos están infrarrepresentados en las revistas de alto nivel y a menudo no se les considera para promociones.3

Además, en campos punteros como la inteligencia artificial, sólo uno de cada cinco profesionales (22%) es mujer, y esto a pesar de que se registra un déficit de talento en la Cuarta Revolución Industrial. En lo que respecta al mundo empresarial, únicamente una de cada cuatro investigadores es mujer, y cuando las mujeres crean sus propias empresas tienen serios problemas para obtener financiamiento. En 2019, solamente un 2% del capital riesgo iba a parar a empresas fundadas por mujeres.4

En México, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), si bien en el periodo entre el 2012 y el 2021 la cifra de mujeres que estudiaron alguna carrera en este ámbito aumentó en 42%, la presencia de las mujeres en las ciencias sigue siendo baja, ya que sólo 3 de cada 10 profesionistas STEM son mujeres. En 2021, solo 13.5% de las mujeres profesionistas eran egresadas de carreras STEM.5

Por otra parte, existe un fenómeno conocido como “discriminación interseccional”, acuñado por feministas afroamericanas para explicar la interacción entre sexo, género, raza y factores como la pertenencia étnica, la nacionalidad, la discapacidad, la edad, la religión, la orientación sexual o la condición socioeconómica. De acuerdo con cifras de INEGI, en México existe por ejemplo un regazo significativo en la educación en las poblaciones indígenas. En 2020, la escolaridad promedio de las y los hablantes de una lengua indígena de 15 años y más era de 6.2 años, lo equivalente a una educación primaria apenas concluida, contra el promedio nacional de 9.7 años. Pero este nivel era incluso inferior en mujeres indígenas (5.8) versus hombres indígenas (6.7). Mientras que menos del 3% de la población total de personas de 15 a 59 años en México no sabía leer ni escribir en 2022, el analfabetismo alcanzaba 14.3% entre hablantes de lengua indígena. Nuevamente, esta brecha afectaba aún más a las mujeres (17.5%)6

Uno de los compromisos de Merck es apoyar la igualdad de género en el campo de la ciencia y la tecnología y combatir la desigualdad social en los países en los que opera. Con este objetivo, en el año 2022 concretamos una colaboración con el gobierno del estado de Hidalgo, a través de la Unidad de Planeación y Prospectiva y el Consejo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Citnova) para llevar a cabo la primera edición de “Mexicanas ConCiencia”, un programa de estancias técnicas de investigación para mujeres indígenas hidalguenses en Alemania, ofreciéndoles una beca que incluía gastos de manutención, seguro médico y costo del viaje redondo en avión. En esa ocasión, las ganadoras fueron Marisol Gutiérrez Lozano, Doctora en Ciencias de Biodiversidad y Conservación, y Perfecta Cabrera García, Maestra en Ciencias Biomédicas y de la Salud. Las ganadoras de esta primera edición están por regresar a México y esperamos que puedan compartirnos lo que esta experiencia significó tanto a nivel profesional como personal.

Creemos firmemente que el progreso y el crecimiento económico sostenible solo son posibles cuando tanto mujeres como hombres tienen la oportunidad de desarrollar al máximo su potencial, sin importar su origen o situación social. Esperamos que “Mexicanas ConCiencia” incentive la continuidad de estudios a nivel posgrado de mujeres indígenas, para convertirlas en líderes en sus comunidades y partícipes activas de las decisiones locales y regionales, y para permitirles superar las barreras impuestas por la desigualdad de condiciones que enfrentan desde niñas. Próximamente anunciaremos la convocatoria para la segunda edición de este programa.

Desde 2015, Naciones Unidas celebra cada 11 de febrero el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para impulsar el talento femenino y su colaboración en el desarrollo sostenible. Algunas de las maneras en las que, desde todos los sectores de la sociedad, se puede atraer y retener a más mujeres en las STEM son: mostrar ejemplos femeninos de estas profesiones, que les permitan a las niñas soñar con una carrera en la ciencia; proporcionar mentorías y apoyos financieros mediante becas y subvenciones, desarrollar sus habilidades y crear redes; y por último, retener a las mujeres en la fuerza laboral, eliminando los obstáculos en sus trayectorias mediante políticas como el trabajo flexible, las licencias familiares remuneradas o el apoyo al cuidado de los hijos.7

Director General de Merck México

Referencias:

1 Rigby Sara, , BBC Science Focus, 8 de marzo de 2023.

2 Neadle, David, , Royal Society of Chemistry, mayo de 2016.

3 United Nations, .

4 UNESCO, , Informe sobre la ciencia 2021.

5 IMCO, , 1 de febrero de 2022.

6 Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), Ficha Temática , última actualización noviembre de 2023.

7 Barrón María y Bentaouet Kattan Raja,  Banco Mundial, 11 de febrero de 2022.

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