México ofrece una tasa de interés superior a la de otros países con el propósito de atraer capitales externos, no obstante, lo logrado hasta ahora es enviar más dinero al exterior que lo recibido; ello ha provocado el aumento sin precedentes de la deuda externa e interna del gobierno y que este último se vea imposibilitado de atender los servicios esenciales de salud, educación, construcción de infraestructura y otras necesidades esenciales del país. La tasa de interés mexicana del 11.25%, (comunicado del Banco de México del 8 de febrero de 2024), es superior en 6 puntos a la de los Estados Unidos de 5.25%, Esta diferencia es explicada de diferentes maneras, se afirma que el país debe tener una tasa de interés elevada para fomentar la llegada de capitales externos, otros sostienen que el país tiene un riesgo devaluatorio el cual debe ser compensado con una tasa de interés superior a la de otros países más estables. Hay quien afirma que la tasa de interés debe superar la inflación y ser congruente con la meta inflacionaria del 3%. La inflación anualizada se estima en 4.88%; el ahorrador debe de recibir un rendimiento positivo para motivarse a no gastar y con ello reducir la inflación. En realidad, la tasa de interés mexicana tiene el propósito de atraer capitales externos suficientes que aseguren el pago de la deuda externa. Un rendimiento inferior posiblemente no atraería los capitales necesarios que aseguren el pago de intereses de la deuda externa mexicana. Es así que la tasa de interés no es una decisión autónoma o independiente, sino más bien está sujeta a la necesidad de atraer capitales externos suficientes para pagar la deuda externa. El 6% de sobretasa pagado por México es una especie de impuesto o tributo que se traslada al exterior y al sistema financiero interno en el país, que no es pagado por ninguna actividad productiva que genere el ingreso para pagar dicha sobretasa, sino se carga directamente a la deuda interna y externa del gobierno. Es deuda externa porque el país asegura el pago en dólares de los intereses de la deuda externa y la repatriación de utilidades de la inversión externa, pero no emite dólares y al no ser suficientes las exportaciones, los tiene que conseguir invitando capitales externos a invertir en el país, o contratando nueva deuda a través de la venta de bonos en el extranjero.
Comparando el periodo de enero a septiembre de 2022 con el mismo de 2023, el déficit en Cuenta Corriente (CC), disminuyó de -20.6 mil millones de dólares a -13.8 mil millones de dólares, 49.3% menos, según datos de Balanza de Pagos del Banco de México. En tanto el déficit comercial fue en el mismo periodo de 2023, de -10.1 mil millones de dólares mientras en 2022, el mismo déficit fue de -25.8 mil millones de dólares. El libre mercado con el exterior o el déficit comercial dejó de ser el principal problema de crecimiento del país, como lo fue al causar la devaluación de 1994. Hoy en día, entre mayor es la producción de la industria maquiladora dedicada a exportar, mayor es el superávit comercial, disminuyendo por tan†to el déficit total de la CC, el déficit comercial proviene exclusivamente del sector petrolero, el no petrolero tiene superávit. Lo realmente peligroso para el país es el pago de intereses a la deuda externa y de utilidades y dividendos de la inversión extranjera. Estos pagos aumentan más rápido que cualquier otra actividad económica del país. De 2012 al 2022, aumentó el pagó por intereses y utilidades 71.8%, estos pasaron en los mismos años de 30.5, mil millones de dólares, a 52.4, mil millones de dólares. Los datos más recientes de enero a septiembre de 2023, indican que el pago sólo de intereses se incrementó 27.2%, al pasar del año anterior al 2023, de 16.9 mil millones a 21.5 mil millones de dólares, hasta septiembre del 2023. Igualmente, el pago de utilidades y dividendos se incrementó en sólo 9 meses 42.1%, al pasar de 21.6 mil millones de dólares a 30.7 mil millones de dólares. De enero a septiembre de 2023, los pagos totales al exterior por intereses de la deuda y utilidades a la inversión externa crecieron 35.2%, éstos pasaron de 38.6 mil millones de dólares a 52.2 mil millones de dólares. Las fabulosas remesas, en el mismo periodo del 2023, fueron de tan sólo 47.1 mil millones de pesos, 9.8 % menor al pago de intereses y utilidades. En el mismo periodo, el país recibió inversión extranjera directa por 27.8 mil millones de dólares, lo que superó el déficit de CC, haciendo modesta la inversión de cartera de apenas 9.8 mil millones de dólares, pero ligeramente superior a la del año pasado de 8.7 mil millones de dólares. Como hemos mencionado, la tasa de interés mexicana mayor a la norteamericana significa un impuesto que disminuye el ingreso y el crecimiento del país, lo peor del caso es que dicho pago es cada vez más elevado, mientras las remesas no aumentan en la misma magnitud. Las remesas hasta el momento han cubierto los pagos al exterior, ahora ya no son suficientes, por lo que el país se coloca al borde de la incapacidad de pagos a menos que continúe elevando la deuda externa, la cual tiene un límite y a la vez exige cobros adicionales. 2024 se torna por lo tanto un año difícil en el pago de la deuda externa, las autoridades no importa del partido que sean, tendrán que elegir entre por un lado cerrar los ojos frente a una incapacidad de pagos porque las remesas no serán suficientes para pagar los intereses y utilidades al capital extranjero como lo han hecho en más de 40 años de neoliberalismo o por otro lado, reconocer que tienen que hacer un cambio de rumbo y alejarse definitivamente de la trampa de sostener una elevada tasa de interés que lejos e atraer los capitales necesarios para crecer obliga al país a enviar cantidades cada vez más grandes de dólares por pago de intereses y utilidades tanto a la deuda como a la inversión externa.