Cuando pienso en la solución para los principales problemas sociales que atacan diariamente a la Ciudad de México no puedo evitar pensar que muchos de ellos vienen precisamente de una mala administración que ha dejado en el olvido las soluciones de manera sistemática. Hoy, el gobierno de la Ciudad de México, encabezado hasta hace muy poco por Claudia Sheinbaum quien dejó la ciudad hecha pedazos para irse de campaña, y actualmente encabezado por Martí Batres, tiene una cantidad de retos que simplemente les rebasan y con ello, exponen y comprometen la vida de millones de capitalinos que viven en esta ciudad.
Hace apenas unos días hemos podido ver cómo en una de las alcaldías que representan parte de la oposición del gobierno morenista, los habitantes de esta zona sufrieron un atentado hasta hoy inexplicable a través de la contaminación del agua potable que llega hasta sus hogares. Por su parte el jefe de gobierno Batres, quien hace 25 años fue conocido por repartir leche que no era leche contaminada además con heces fecales con fines además de todo, proselitistas, fue él quien a los primeros reportes de los vecinos negó que el agua estuviera contaminada para posteriormente, ante lo inevitable, retractarse.
Pareciera que no le queda claro a las autoridades de esta ciudad lo que representa esto como crisis de salud pública. Hoy, mas que nunca necesitamos garantizar que el agua que bebemos y usamos sea de la mejor calidad posible.
Los vecinos que denuncian la contaminación del agua en la alcaldía Benito Juárez aseguran una textura aceitosa y un olor parecido al del combustible. ¿Cómo es posible que esto no sea una prioridad por atender?
¿Qué hubiera pasado si los reportes fueran sistemáticamente ignorados y alguien se hubiese intoxicado seriamente? ¿Y los niños?
Hasta cuándo podemos pensar en darle a la ciudad una vida digna para los ciudadanos que la viven y construyen diariamente.

Hoy, considero que es sumamente evaluar ya no solo los discursos de vieja o nueva política. Creo que es fundamenta mirar los hechos. La negligencia mata. Ya lo hemos visto con los accidentes en el metro, hoy con el agua contaminada. Lo vimos con la corrupción inmobiliaria que cobró vidas en el sismo del 17. Es decir, vemos muchos hechos que a nuestros actuales gobernadores les encanta mirar como hechos aislados pero no lo son. Son el resultado de una consistente ineptitud al gobernar.

La solución no está en que llegue la Guardia Nacional a proporcionar agua en garrafones sino en que el agua no llegue contaminada hasta la casa de los habitantes de esta ciudad y de ninguna. Y no solo eso, pensar que además, ese no es el único problema que enfrenta la ciudad con relación al agua. ¿Qué piensa Batres y su gobierno de que la gente en Iztapalapa no tiene agua? Qué significa abastecer a unos y olvidar a otros. Este no es un gobierno justo sino oportunista. Por eso mismo creo y cada vez estoy más convencida de que al gobierno actual lo que le falta es aún la representación de un verdadero movimiento ciudadano que pueda hacer justicia a todas y cada una de las necesidades que se viven desde adentro, no desde las que sirven para sacar los gastos de campaña. Necesitamos un gobierno que verdaderamente tenga interés en lo que es prioritario: su gente.

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