En el , en Palacio Nacional aún se escuchaban mariachis entonando Perdón, que Andrés Manuel López Obrador dedicó a las madres mexicanas, mientras en las calles miles de mujeres, cuyas hijas e hijos desaparecieron o sufrieron muertes violentas se organizaban para exigir justicia por sus familiares.

Ellas no querían serenata, ni la disculpa involuntaria ofrecida por el Presidente en una serenata, en cambio exigieron al gobierno federal detener el borrado de sus desaparecidos de las cifras oficiales, no invisibilizar la causa y no criminalizarlas, ni permitir que las asesinen.

“No queremos flores, queremos tener de regreso a nuestros hijos. Que los busquen, que los identifiquen, que ningún otro hijo o hija falte y que ejercer la maternidad no tenga que ver con pegar fichas de búsqueda por todo el país para buscar a tus hijos, sino con recibir besos, abrazos y su amor”, dijeron las mujeres durante la .

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El movimiento que salió del Monumento a la Madre con destino al Ángel de la Independencia, la Glorieta de los Desaparecidos y el Zócalo también anunció la creación de un Frente Nacional de Madres Buscadoras, conformado por rastreadoras de todo el país para hacer frente a las negligencias del gobierno en la causa. “Lamentamos que López Obrador, siendo padre no se toque el corazón para ayudarnos a que nuestros hijos e hijas vuelvan a casa, aunque sea en restos. Con tristeza vemos que cada día se lucha, pero para que guardemos silencio y esta lucha sea enterrada, como nuestros amores”, dijeron las buscadoras.

En entrevista con EL UNIVERSAL las madres coincidieron en que la ausencia de sus hijos les “arrancó el corazón”.

Con pancartas, las fichas de identidad de sus hijos y entre llanto, Alicia Gallegos Manríquez, Juana Isabel y Edith Pérez Rodríguez, tres de las miles de mujeres que protestaron en la Ciudad de México, narraron que sus hijos fueron secuestrados y desaparecidos por grupos delictivos. De ellos, apenas pudieron recuperar osamentas.

Reclamaron que el gobierno de López Obrador realizó un censo a modo y pidieron que la siguiente presidenta no las use con fines políticos ni como botín electoral.

Con ropa de búsqueda de campo, las madres buscadoras avanzaron por Paseo de la Reforma hasta Palacio Nacional en un intento por conseguir reparación integral en sus casos. Bajo la consigna: “¡10 de mayo no es de fiesta, es de lucha y de protesta!”, honraron la memoria de quienes les faltan.

Advirtieron que ante la negligencia del Estado y de las instituciones encargadas de atenderlas, como la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) y organismos locales de todo el país, el frente de unificación nacional conseguirá la verdad y las respuestas que el gobierno no les ha dado.

“Las acciones de las madres buscadoras no son recientes. Somos parte de una historia de largo aliento, sólo que hay ojos que no nos han querido ver porque les incomodamos y se dan cuenta que persistimos en nuestra búsqueda incansable por encontrar a nuestras hijas e hijos que fueron desaparecidos”, dijeron diferentes oradoras durante la lectura del posicionamiento tras su llegada a Palacio Nacional.

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Pese a que fueron recibidas por vallas y el agrupamiento Ateneas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, con las fichas de búsqueda de sus hijos, imágenes con sus identidades y cartulinas con la historia de la desaparición o asesinato de sus familiares, las mujeres tapizaron la parte frontal del hogar del Presidente. “Hoy queremos recordar a todas las madres que desde la década de los 60 han luchado por la búsqueda y localización de sus hijas e hijos desaparecidos.

“Exigimos la búsqueda y localización inmediata de todas las personas desaparecidas, así como la pronta identificación de más de 50 mil cuerpos, restos humanos, así como los cientos de kilos y fragmentos no identificados (…) Que la gran problemática de la desaparición de personas se asuma como es, un problema nacional que requiere la voluntad política y asumir política de Estado para su erradicación”, pidieron.

Llamaron también a detener el desmantelamiento de las instituciones de búsqueda, respetar su vida y frenar la revictimización y criminalización de parte de autoridades.

Al marcharse no sonó Amor eterno ni hubo felicitaciones del Presidente, sólo el silencio al que están acostumbradas y la promesa de que los pocos avances que construyó la Comisión Nacional de Búsqueda y luego desechó, serán retomados por el frente que ellas crearon para encontrar e identificar a sus hijos.

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