Madrid.— El socialista Pedro Sánchez defendió ayer la amnistía que acordó con los independentistas catalanes a cambio de su apoyo para obtener un nuevo mandato al frente del gobierno español, bajo duras acusaciones de la oposición de derechas.

“Hemos antepuesto el reencuentro a la venganza. En definitiva, la unidad a la fractura”, afirmó Sánchez, en el poder desde 2018, durante su discurso de investidura ante el Congreso de los Diputados. La futura ley de amnistía, destinada a pasar página del intento de secesión de Cataluña en 2017, “va a beneficiar a muchas personas, a líderes políticos cuyas ideas no comparto y cuyas acciones rechazo”, admitió.

Pero es necesaria para cerrar las heridas abiertas por esa “crisis política de la que nadie se puede sentir orgulloso”, continuó.

El debate, que empezó a mediodía y duró nueve horas y media, marcó la primera de las dos jornadas de la investidura, que concluirá este jueves con la votación que, salvo sorpresa mayúscula, encumbrará a Sánchez como presidente del gobierno para un nuevo mandato. Sánchez contará con los votos de la izquierda radical.

El socialista de 51 años consiguió igualmente la promesa de apoyo de los partidos vascos PNV y Bildu, así como de las formaciones independentistas catalanas, Juntos por Cataluña (Junts), de Carles Puigdemont, e Izquierda Republicana de Cataluña (ERC).

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