“El aborto es un derecho que debe de estar asegurado por el Estado. No creemos en un Estado capitalista, como es la democracia en la que vivimos; hay que luchar por todos los derechos que aseguren la salud y el derecho a decidir de las mujeres”, señaló Diana Assunção, fundadora del grupo de mujeres Pão e Rosas de Brasil.

En entrevista telefónica con EL UNIVERSAL, aseguró que el objetivo de su campaña está inspirado en las mujeres argentinas que salieron a las calles a luchar por sus derechos.

“Recién el Senado les dio la espalda decidiendo que no se iba a legalizar y, por lo tanto, sigue el aborto clandestino, como también pasa acá en Brasil. Para nosotros es necesario luchar más allá de los derechos, queremos una igualdad y que no sólo sea ante la ley”, dijo.

Para su organización, es importante la despenalización y legalización del aborto. “Necesitamos que sea ley para que exista un derecho en esta sociedad donde vivimos para que las mujeres no puedan ser criminalizadas o directamente morir por aborto clandestino”, indicó.

Las mujeres brasileñas buscan cambiar la ley por la vía judicial. A la Corte Suprema se envió una petición para que se revisen los artículos 124 y 126 del Código Penal, en los cuales se condena la interrupción voluntaria del embarazo.

En el país sudamericano el aborto se permite solamente bajo tres causales: si es producto de una violación, si el feto no tiene cerebro o si la gestación pone en riesgo la vida de la madre. Las mujeres que interrumpen su embarazo en cualquier otra circunstancia son penalizadas con hasta tres años de cárcel.

Assunção indica que para lograr un avance en la ley, primero se debe de separar a la Iglesia del Estado: “Estamos en un momento en el que el peso de las cúpulas de la Iglesia católica y la evangélica en Brasil quieren inyectar la política. Necesitamos la separación de la Iglesia y el Estado para que no tengan esa decisión sobre la vida de las mujeres; de hecho, lo que pasa es que si el aborto no es una ley, no es legal”, apuntó.

La feminista argumenta que más allá de que el aborto sea ley, se deben cumplir tres condiciones: que pueda realizarse de forma segura y no en la clandestinidad; que sea gratuito, es decir, garantizado por el Estado, y que exista educación sexual para toda la población.

“Para nosotros la ley del aborto tendría que estar con la garantía de una salud pública 100% estatal, e incluso bajo el control de los trabajadores de la salud, para que no sea transformado en un negocio y que sea seguro y gratuito”, planteó.

“También nos parece muy importante el tema de educación sexual en las escuelas para prevenir y para que las personas puedan decidir sobre su propia sexualidad y también que los anticonceptivos sean gratuitos”, precisó.

La integrante de Pão e Rosas destacó que la pobreza es un factor muy importante en el tema de los abortos clandestinos, ya que hay muchas mujeres que no tienen los recursos ni la información sobre formas de prevenir embarazos. De acuerdo con Assunção, esa población está conformada en su mayoría por mujeres negras.

“La pobreza es un factor cuando decimos que son las [mujeres] negras; son las pobres, son las mujeres que tienen menos acceso a la salud. En Brasil, para que se tenga una idea, son cuatro mujeres las que mueren por día en un aborto clandestino. De ellas, tres son mujeres negras; entonces, estamos hablando de la vida de las mujeres, y en particular, las mujeres negras”, añadió la activista.

Diana sabe que no será una batalla fácil y menos cuando el Congreso se ha vuelto muy conservador y la bancada evangélica va en aumento; no obstante, aseguró que luchará por sus derechos.

“Se hizo una audiencia pública en el Superior Tribunal Federal donde están los principales ministros de la justicia del país pero no es sobre la legalización directamente, es una medida para descriminalizar [el aborto]; es decir, que ya no sea crimen, pero sigue sin ser un derecho. No podemos confiar en el Senado, en el Congreso, en la Justicia ni siquiera en los gobiernos, sino solamente en nuestras propias fuerzas organizando esa pelea”, expuso.

Assunção consideró que el fallo del Senado argentino del pasado 8 de agosto —cuando rechazó la legalización del aborto en ese país— puede influir en Brasil en dos sentidos: el primero, la batalla que han dado las mujeres, y en segundo lugar, en que las autoridades brasileñas pueden darle “un revés” al tema.

“Sí influye, pues la decisión del Senado [argentino] es un punto de apoyo para que los sectores en Brasil digan ‘si en Argentina no pasó, acá nunca’. Sí es un revés al movimiento [de las activistas por el derecho al aborto], y hay que ver qué lecciones se sacan. A las mujeres no nos van ayudar, hay que ir más allá”, apuntó.

A dos meses de las elecciones en Brasil, Diana mencionó que ningún candidato se quiere pronunciar ni a favor ni en contra del aborto, ya que no está en sus agendas el tema, aunque son muy cuestionados por la prensa sobre legalización.

“La mayoría de los candidatos no hablan y algunos de los que se posicionan indican que no es un asunto suyo y que tendrían que hacer una consulta, pero en el fondo no harán nada, es una máscara. Todos los políticos que están en contra del derecho al aborto están a favor del aborto clandestino, y al final siguen muriendo las mujeres”. lamentó.

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