Ciudad de México. Este jueves pasado, la Cámara de Senadores se plegó a la sorpresiva iniciativa del partido católico, el PAN, también conocido como La Ostia, y aprobó la ley que penalizará las eyaculaciones precoces de los ciudadanos, así como las eyaculaciones en solitario.

Los hechos ocurrieron durante una muy sacudida sesión del Congreso, que la senadora panista Mirna Nometoques no dudó en calificar ante la prensa de “sesión orgásmica”, para de inmediato, paranoica, volver la vista a la izquierda y a la derecha, y luego persignarse.

La sesión fue verídicamente creciendo en energía durante 8 horas, hasta desembocar en un clímax de gritos y sollozos a las 6 de la tarde.

Iniciada por la mañana, la sesión arrancó con un feroz intercambio de acusaciones.

Las senadora del PRD, Cristina Ramón, declaró en la tribuna que La Ostia llevaba un siglo metiéndose entre las piernas de las mujeres del país:

—Como si los úteros fueran propiedad del Estado.

Señaló que precisamente los liberales económicos, que han subastado los bienes del Estado, y han vendido el acceso a las entrañas de nuestra tierra para extraer el petróleo, son los que, incongruentemente, han estatizado el acceso a las partes eróticas de las hembras.

—Sean por lo menos equitativos —ironizó—, regulen igual las eyaculaciones masculinas.

Declaración que despertó los aplausos de las mujeres del Congreso, y las carcajadas de los senadores. No sabían los pobres individuos que su risa acicatearía la postura pro equidad de las senadoras.

Y es que fue precisamente en ese momento, que cinco de ellas se agrupó en torno a la senadora Nometoques, y unos minutos más tarde la senadora subía a la tribuna, con unas hojas recién escritas a mano en la diestra, y una especie de luz que le rodeaba la cabeza.

—El Señor procrea por ductos misteriosos —dijo inspirada al micrófono—. Todo esperma es suyo y es sagrado, y toda cópula es su cópula, por interpósitas personas, y si se desperdicia y no produce niños, debería ser delito. Así que propongo a este honorable pleno, convertir en ley la propuesta de mi compañera, la senadora Ramón. Aprobemos la criminalización de las eyaculaciones precoces, tan insolidarias con las mujeres, y las eyaculaciones ex situ.

Lo impensable sucedió entonces. Reventando el tabú de las líneas partidistas, las senadoras de todos los partidos se alzaron en pie, aplaudiendo, y gritando:

—¡Cárcel a los eyaculadores precoces! ¡Cárcel a los onanistas!

Para entonces los senadores ya se miraban entre sí, inquietos, también cruzando con las miradas las líneas partidistas.

En el receso de medio día, en los restaurantes vecinos al Congreso, se vio a las senadoras muy activas cabildeando de mesa en mesa, con los senadores del PRI, algunos del PAN, los del PRD, y uno chaparrito de Morena acodado en el mostrador de una cantina.

Dios solo sabe lo que les habrán ofrecido las señoras a los señores, entre un tequila y otro, un coñac y el siguiente, el caso es que los legisladores de ambos sexos llegaron a las 5 de la tarde al salón de la plenaria medio ebrios y dispuestos a votar la nueva ley, que desde esa sesión histórica vuelve un crimen al onanismo y al orgasmo masculino rápido.

Según informó la Policía Federal, el viernes mismo fueron capturados los primeros criminales, en las regaderas de la secundaria Benito Juárez, de la Ciudad de México.

Un batallón armado ingresó trotando intempestivamente a los casilleros del equipo de futbol y diez minutos más tarde, 10 adolescentes, con los rostros rojos y llenos de espinillas, y los cabellos ensopados, salían con las manos esposadas al frente.

—Los encontramos con las manos en la masa —presumió un policía a la prensa.

Por su parte, este sábado (ayer), otro batallón de la Policía Federal rodeó a las 6 de la tarde el inmueble de un pequeño hotel de paso, al borde de la carretera México-Cuernavaca, donde cayeron los siguientes y numerosos criminales.

7 senadores del PRI, 6 del PRD, 24 del PAN y el chaparrito de Morena, emergieron del hotel Rapid Inn con las manos esposadas al frente y lentes negros cubriéndoles los ojos.

—Recibimos el pitazo de unas legisladoras, que compartían con ellos los lechos —informó el comandante de Policía Federal a las cámaras de televisión.

—Estoy muy, muy satisfecha —declaró a esta reportera, vía telefónica, Mirna Nometoques.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses