Miguel Herrera no lo podía creer. Los Potros de la Universidad Autónoma del Estado de México le estaban faltando al respeto a su América, a sus poderosas Águilas, con toda su gran historia y jerarquía, en la Copa MX.

Minuto 20 y el marcador anunciaba un 2-0 a favor del cuadro local, lo que tenía loca, al borde de su asiento, a la afición que llenó el estadio Alberto Chivo Córdoba.

El ímpetu, la enjundia, el ánimo de dar un golpe que cimbraría al americanismo hizo que los Potros jugaran como nunca.

Las Águilas, llenas de soberbia, no esperaban enfrentarse a un rival con tanta hambre. Una pérdida de pelota al borde de su área provocó el primer gol de Moisés Hipólito. Minutos después llegó una descolgada de Juan Carlos Morales que terminó en gol.

El Piojo comenzó a hacer sus gestos, sus aspavientos, tratando de regresar a su gente del limbo.

Y lo consiguió.

América sacó el honor y el marcador. Antes de terminar la primera parte, Pablo Aguilar anotó el que volvía a la vida a las Águilas y Silvio Romero igualó con un remate dentro del área chica.

El empate parecía una buena recompensa al ímpetu de los Potros y a la reacción americanista, pero al minuto 90, Pablo Aguilar de nueva cuenta se fue al frente y consiguió el gol del triunfo.

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