Francotiradores iniciaron el tiroteo sobre la el , lugar rodeado por el ejército para vigilar que no hubiera disturbios durante el mitin estudiantil. En cuestión de minutos aquello se convirtió en “un infierno”, quien presenció los hechos.

Al día siguiente, reporteros de esta casa editorial hicieron un recorrido en Tlatelolco para evaluar lo que quedó de la matanza estudiantil del 68.

Tlatelolco, ya limpio de francotiradores, en calma

Por Jorge Áviles Randolph, redactor de EL UNIVERSAL

Miembros de la I Zona Militar y del Batallón de paracaidistas, continúan custodiando las instalaciones del centro urbano Nonoalco-Tlatelolco, donde el miércoles por la noche se registró una balacera con sangriento saldo.

Los soldados no han abandonado sus posiciones de combate y los tanques siguen apuntando sus armas pesadas hacia los distintos sectores de la zona de disturbios.

Para la tarde de ayer, los edificios quedaron totalmente libres de francotiradores.

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La última ráfaga de disparos se registró a las 10.30 de la mañana, cuando un sujeto no identificado vació una pistola desde uno de los pisos superiores del edificio “Chihuahua”. Afortunadamente el tirador no hirió a nadie.

Para localizar al emboscado se movilizaron los soldados, pero el sujeto se volvió “ojo de hormiga”, ya que no fue posible localizarlo, pese a que se realizó un minucioso registro del edificio.

Posteriormente renació totalmente la calma.

Reporteros de EL UNIVERSAL recorrieron Tlatelolco el 3 de octubre de 1968 y esto fue lo que vieron
Reporteros de EL UNIVERSAL recorrieron Tlatelolco el 3 de octubre de 1968 y esto fue lo que vieron

Foto: Hemeroteca El Universal

Más detenidos

Especialmente durante las primeras horas de la mañana continuaron las detenciones.

Aproximadamente 50 jóvenes, la mayoría de los cuales se dijeron estudiantes, fueron aprehendidos.

Los muchachos se escondían aún en los recovecos de los edificios y en los cubos de los elevadores. Incluso habían tratado de pasar inadvertidos en varios departamentos que se encuentran desocupados.

El Ejército, ya con la luz del día, avanzó lentamente. Los soldados subieron piso por piso, con las armas listas para disparar. Se despegaban a la pared y avanzaban con toda clase de precauciones. Fueron entrando a todos los departamentos del edificio Chihuahua, que desde la madrugada habían sido desalojados, y allí detuvieron a los estudiantes.

La mayoría de los aprehendidos presentaban señales de fatiga y pánico en los rostros. Habían permanecido agazapados, toda la noche, en espera de un parpadeo de la milicia para poder escapar. Pero el cerco militar era tremendo y no se permitió el paso de ninguna persona que no se identificara oportunamente.

Relaciones exteriores

Una vez más, la Secretaría de Relaciones Exteriores sufrió graves daños.

Todos los enormes cristales de la fachada del departamento de pasaportes, fueron destrozados por las balas.

Muchos proyectiles penetraron al interior de las oficinas y causaron daños en el mobiliario.

El oficial mayor, José Gallástegui, indicó: “Mañana mismo repararemos los destrozos”. Indicó su esperanza de que con la presencia de las autoridades renazca la calma en el sector mencionado.

Los habitantes de Tlatelolco han sido los más perjudicados. Al hacer un saldo de los destrozos, se comprobó que los daños a la propiedad privada son muy cuantiosos.

Las familias perdieron muebles, televisores, refrigeradores y toda clase de aparatos domésticos, que quedaron destrozados por la tremenda balacera.

Algunas mujeres lloraban al ver su patrimonio destruido. Los hombres, con entereza, hablaban de establecer su hogar en otro sitio y olvidaban lo ocurrido.

Como es imposible responsabilizar a ninguna persona, la mayoría de los moradores de Tlatelolco se abstuvieron de levantar actas en las que constara a cuánto ascienden sus daños.

Reporteros de EL UNIVERSAL recorrieron Tlatelolco el 3 de octubre de 1968 y esto fue lo que vieron
Reporteros de EL UNIVERSAL recorrieron Tlatelolco el 3 de octubre de 1968 y esto fue lo que vieron

Foto: Hemerotec El Universal

Son incalculables los daños materiales

Incontables daños a la propiedad pública y privada, que ascienden a varios millones de pesos, es el saldo que dejó la balacera del miércoles pasado en la Unidad de Tlatelolco y en la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Los moradores de no menos de 10 edificios, desde las 7 de la mañana de ayer y en cuanto el Ejército lo permitió, comenzaron a evacuar sus departamentos.

Sacaron todo lo que se podía llevar a mano, ya que no se permitió el paso a transportes de mudanzas.

Aterrorizados y aún con las huellas de la tremenda impresión que recibieron al verse sorprendidos entre el fuego graneado de las tropas y los agitadores, los vecinos de Tlatelolco comenzaron a desocupar los departamentos e indicaron que será muy difícil que regresen a ellos.

Durante todo el día transportaron colchones, ropa, cunas de niños… y hasta jaulas de pericos.

En los edificios, pintadas en las ventanas, que se veían perforadas por impactos de balas, aparecieron leyendas como la siguiente: “Traspaso departamento: $8,500.00”. Los habitantes de los inmuebles indicaron que deseaban vender de inmediato, ya que la vida se volvió intolerable en esa zona, a consecuencia de que ella fue centro de una serie de disturbios que culminaron con la balacera de antier.

Todo destrozado

EL UNIVERSAL hizo un recorrido por la zona, durante la mañana de ayer.

Los daños son incalculables. El banco encargado de los edificios urbanos mencionados no quiso hacer un avalúo, ya que primero tenía que realizarse una inspección minuciosa.

El panorama observado es el siguiente: los edificios quedaron semidestrozados por lo que respecta a las fachadas, vidrios, plafones, alumbrado interior, sistemas de agua, etcétera. Las estructuras, naturalmente, salieron indemnes.

Dos edificios presentan huellas de fuertes incendios, el del ISSSTE, sobre la avenida de San Juan de Letrán, que se quemó en el quinto piso a consecuencia de una bomba “molotov”; y el “Chihuahua”, quemado del 10o. al 13o. piso.

Reporteros de EL UNIVERSAL recorrieron Tlatelolco el 3 de octubre de 1968 y esto fue lo que vieron
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Foto: Hemerotec El Universal

Además vimos muchos sistemas de agua potable inutilizados, miles de vidrios destrozados, varios comercios saqueados por la turba, y en general, un panorama de total caos.

Los edificios más dañados y en donde el fuego de los tiradores de ambos bandos se concentró con más fuerza, son los siguientes: “20 de Noviembre”, “5 de Febrero”, “Revolución de 1910”, “Atizapán”, “Chamizal”, “Churubusco”, “Aguascalientes”, “2 de Abril”, “Molino del Rey” y el “Chihuahua”, que fue el más dañado.

Emigración en masa

Muchos son los miles de personas que emigraron de los departamentos.

Salieron a pie hasta la avenida Nonoalco, donde pudieron abordar distintos tipos de transporte para buscar refugio con parientes y amigos.

La mayoría de los edificios y especialmente “Chihuahua”, están desiertos bajo vigilancia. Se hablaba de varias fugas de gas butano, pero esto último no pudo ser comprobado.

Penosa identificación de las víctimas

Por Adolfo Guerrero A. y Juan Jaime Larios, redactores de EL UNIVERSAL

Patéticas escenas se registraron ayer en el Servicio Médico Forense al ser identificadas 18 de las 26 víctimas habidas durante el encuentro de antier entre agitadores y miembros del Ejército, en la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco.

Tres cadáveres más, que elevan el número a un total de 29 muertos, no fueron enviados al SEMEFO en virtud de que éstos quedaron en el Hospital Central Militar por tratarse de miembros del Ejército.

Los médicos legistas, durante agotadora jornada, que duró cerca de 10 horas, procedieron a efectuar la necropsia a los cadáveres, que finalmente fueron entregados a los angustiados deudos, que los recibían con el dolor reflejado en sus rostros.

Las autopsias demostraron que la gran mayoría de las víctimas murieron a consecuencia de heridas por bayoneta. Otros, por disparos de arma de fuego hechos a corta distancia. Eso quedó demostrado por los tatuajes de pólvora localizados alrededor de los orificios producidos por los proyectiles.

Entre los muertos había de todo tipo de personas: niños, jovencitas, estudiantes, obreros, empleados y amas de casa.

Reporteros de EL UNIVERSAL recorrieron Tlatelolco el 3 de octubre de 1968 y esto fue lo que vieron
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Foto: Hemerotec El Universal

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Tres casos llamaron poderosamente la atención a los médicos legistas. Uno, el de un niño de aproximadamente 13 años de edad, que murió a consecuencia de una herida de bayoneta en el cráneo.

El segundo, una anciana que sucumbió tras recibir un bayonetazo por la espalda. El tercer caso, una jovencita que presentaba una herida por bayoneta en el costado izquierdo. La lesión nacía en la axila y terminaba en la cadera.

El instrumento punzocortante, tras rasgar todas las costillas, perforó los intestinos y pulmones de la joven.

Rafael Bedolla, administrador del Servicio Médico Forense, dio a conocer anoche la lista de los cadáveres identificados.

Ocho cadáveres más, cuyas edades fluctúan entre los 20 y los 25 años, hasta anoche no habían sido identificados.

fjb