Guadalajara.- A finales de los años 60, cuando era un niño, comenzaron las obras para la construcción del Metro de la Ciudad de México, específicamente la línea que corre por toda la calzada México-Tacuba; a raíz de esas excavaciones comenzaron a aparecer cosas que había estado sepultadas en la ciudad durante más de 400 años y que los españoles habían perdido durante la llamada con Hernán Cortés a la cabeza.

Esos hallazgos que de tanto en tanto aparecían en las noticias, fueron esencial para la construcción del cronista y periodista en el que se convertiría el narrador que califica este hecho como un golpe de fortuna inmenso, “yo nací a unas calles de donde se estaban haciendo las obras y poco a poco fui testigo de las historias aquellas sobre lo que los conquistadores fueron dejando durante la huida celebre a lo largo de la calzada.

El periodista de EL UNIVERSAL dijo que en esa época empezaron a aparecer noticias de que había aparecido una lanza de uno de los conquistadores, una de las barras de oro que los conquistadores fundieron y metieron a sus armaduras durante esa noche que ellos llamaron la Noche Triste.

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“Para los niños de mi generación eso fue mágico maravilloso y cambió la forma de ver la ciudad para siempre, porque significaba que esas cosas que volvían después de 400 años, esas cosas nos revelaban que estábamos parados en una ciudad dormida, una ciudad oculta que las obras del metro estaban rescatando”, señaló este miércoles durante la presentación de su novela “El secreto de la noche triste”, publicado por Seix Barral.

En la conversación con el editor y escritor Rafael Pérez Gay, celebrada en el marco de la Feria Internacional del Libro, Héctor de Mauléon dijo que en la Ciudad de México el pasado está vivo y lo encontramos en todas partes, “es natural que todo se haya poblado de relatos formidables que en todas las casas viejas de México hay la idea de que hay un fantasma, tesoros enterrados”.

Por su parte, Rafael Pérez Gay dijo que Héctor de Mauleón ha hecho un trabajo de investigación desde hace varios años y esta novela es un claro ejemplo de esos estudios. “En muchas de las conversaciones que Héctor y yo hemos tenido, al cabo de los años, nos preguntábamos si era posible hacer una novela así sin ser novela histórica.

“Porque no es exactamente una novela histórica, porque hace tiempo que Héctor de Mauleón rompió el dilema entre el periodismo y la literatura. Es decir, el periodismo no va por un camino y la novela por otro, sino que forman un solo cuerpo; y De Mauleón como muy pocos autores mexicanos ha logrado unir estas dos grandes vertientes, que todos los días ejerce y a las cuales yo soy afín”, afirmó Rafael Pérez Gay.

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