Vida, obra, poesía, remembranzas, testimonios y un acercamiento definitivo de una de las figuras de culto del pop británico, Nick Drake, en uno de los libros más audaces que ha importado Malpaso, la editorial hispana que más se ha abocado en dilucidar sobre figuras claves de la música.

En este libro dedicado al que llegó a Warwickshire, Inglaterra el 19 de junio de 1948, abandonando luego el planeta el 25 de noviembre de 1974, dejando sólo tres álbumes oficiales: Five leaves felt (1969), Bryter layter (1970) y Pink moon (1972) y puñado de curiosidades, compilaciones e interpretaciones aparecidas años después, en número de siete, a las que se puede recurrir en las plataformas gratuitas y de pago por oír sin comerciales de Spotify. Eso, descontando el material de los bootlegs y algunas versiones que han hecho de su obra artistas de la voz como Norah Jones, acompañada de Charlie Hunter Quartet.

Los textos de esta antología flexible —por llamarla de alguna manera— nos sitúan frente a un artista cuya influencia se vio reflejada en discografías y actitudes de estrellas del rock y el pop como Robert Smith (The Cure), Peter Buck (R.E.M.), Paul Weller (The Jam), Kate Bush y The Black Crowes, por mencionar unos cuantos altisonantes del rock-bizz. Recuerdos de un instante, título de esta bárbara compilación de una vida, va de la semilla primigenia pasando por la flor, el fruto y la cosecha para llegar a la espectacularidad de sus letras traducidas y a la cepa del volumen, con un estudio a profundidad de discos de estudio, afortunadas recopilaciones y otros títulos que se analizan en la fantástica memorabilia (fotos viejas y papel amarillento) que engalana el libro.

La información es múltiple y cruzada a partir de recuerdos, testimonios, artículos, ensayos, fotos y gente que lo conoció de primera mano. Una revelación hasta para sus fans mexicanos, que sin duda los tiene, mientras que lo que queda la industria nacional sigue viviendo en la edad de piedra, sin arriesgarse en lo más mínimo en cualquier tipo de innovación, gracias a un total desconocimiento del catálogo, que no lo compensan ni los seguros lanzamientos ordenados por la cúpula mundial empresarial del disco.

La cronología de las actuaciones en directo de Drake están ordenadas e incluyen algunas su respectiva publicidad, al lado de pósters y baners donde, en su momento, compartía escenarios con gallones del progre inglés como Atomic Roster, Genesis, Fairport Covention, The Incredible String Band y algunas tapas de su material al paso por la disquera Island. Cada uno de sus discos representativos es revisado por especialistas de la crítica como Pete Paphides.

Y como parte de las entrevistas escogidas para el grueso volumen destaca la de una de las estrellas del rock inglés: Paul Weller, gurú punk, compositor de vanguardia e influencia, como Drake, de varias generaciones de roqueros.

Hay también nutrida información que recopiló Gabrielle Drake, sobre los diarios que escribió Rodney Drake, que compagina las muchas fotos del recuerdo de un instante, el de Nick. Por otro lado, las disqueras con las que firmó alguna vez el compositor, cantante y poeta (Universal, Island y Elektra), se pusieron de acuerdo, para la difusión mundial del que también le metía al sax, clarinete, guitarra y piano. Antes de irse con pasaporte depresivo a los 26, dejó un testimonio escrito que antecede este volumen, y un rockumental: Stranger among us.

pepenavar60@gmail.com

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