Vivas.

Íntegras.

Seguras.

Respetadas.

Dignas-dignificadas.

Libres-liberadas.

Escuchadas y con voz.

Calladas, que no silenciadas: calladas y con voz.

Vistas que no desvestidas, o desvestidas mas no por la fuerza.

Vistas aunque no con la vista centrada exclusiva e ininterrumpidamente en el escote o la falda corta o. . .

Vistas sin que esa vista anule las piezas faltantes ¿de la muñeca viviente?

Competitivas.

Comprendidas en el sentido de que otras condiciones u otras vocaciones, como la maternidad, no merman capacidades, si acaso alteran tiempos: nada que no pueda ajustarse.

Libres para hacer una elección en la que los logros, el éxito o la autorrealización no dependan de lo bien que respondemos a un concepto reducido y único de la sexualidad.

Miradas y admiradas en espejos que no nos deformen.

No insultadas, culpabilizadas, atacadas, satanizadas o muertas por el libre o manifiesto ejercicio de nuestra sexualidad.

Desnudas por gusto, no por desesperación.

Con pechos libres de mostrarse o medio mostrarse en escotes pronunciados o en mujeres libres y lactantes, pero, por favor, no más filas de pechos sin cara.

Sexuales, que no sexualizadas para ganarse la vida. (No más niñas erotizadas para ganarse la vida).

Campantes mientras caminamos, vistiendo como nos dé la gana, en espacios tan públicos como privados son nuestros cuerpos, sin amenaza de tocamientos, acciones invasivas, sin agresión.

Lentas y cuidadosas al enganchar los pulgares en lo alto de las pantis y deslizarlas de arriba a abajo, un poquito más abajo, un poquito más, conscientes de que lo más difícil es sacar los pies una vez que las pantis están en el suelo: un pie primero, otro después, sin forzarlo, pero provocando... Ok, lo que gusten y manden, sí, pero sin vivirlo bajo amenaza.

Desnudas o semidesnudas o en proceso de desnudarse: que sea nuestra decisión consciente y libre.

Libres para atraer y disfrutar la atracción que provoca nuestra atractivo sexual, pero sin represalias.

Profesionales del sexo, aun ejercido voluntariamente, disfrutando los mismos derechos y prestaciones que el resto de los trabajadores.

También gozantes del sexo gratuitamente, ida y vuelta.

Que no por pagadas se nos considere sucias o inferiores.

Prostitutas sin timo ni fuerza.

Prostitutas por decisión sin que ello traiga aparejados alcoholismo o drogadicción.

Definidas por nosotras mismas y nuestra circunstancia: nunca a través de los ojos de los hombres que desean o compran nuestros cuerpos.

Sexualmente libres, que no consensualmente violadas a cambio de dinero o un trabajo o. . .

Sexualmente libres, sin disociar nuestros sentimientos de nuestro cuerpo, sin vernos orilladas y obligadas a comportarnos como si disfrutáramos en cualesquiera circunstancias: violencia, miedo, repulsión...

No castrantes de tus impulsos ni de tus deseos, acaso convencidas de que te puedes controlar.

Satisfactorias y satisfechas.

Libres-liberadas.

Dignas-dignificadas.

Respetadas.

Seguras.

Íntegras.

Vivas nos queremos.

Google News

Noticias según tus intereses