Mis primeras consideraciones y mi solidaridad están siempre con todas las víctimas de estos actos, las directas que ya no están con nosotros, las otras directas que han quedado heridas o traumatizadas, y con las otras víctimas de las que poco se habla, las indirectas, quienes resultarán afectadas física o mentalmente a partir de los eventos del viernes. Los análisis que hago buscan siempre tratar de entender el fenómeno que las ha golpeado para, al menos desde acá a lo lejos, tratar de pensar en alternativas para abordarlo.

  • La eficacia de un acto terrorista no se mide por la cantidad de lamentables muertes o daños materiales que produce, puesto que estas son solo instrumentos para provocar un estado de conmoción y terror en terceros, en una sociedad toda, con la finalidad de usar a ese estado de terror como vehículo para transmitir determinados mensajes.
  • Por consiguiente, el daño potencial de un acto terrorista debe entenderse en términos de qué tanto golpea la psique de dicha sociedad, qué tanto eleva ciertos temas a la agenda, ciertas discusiones, qué tanto golpea y presiona políticamente al liderazgo de un país, y por supuesto, qué tanto consigue propagar, a través de ese estado de afectación psicosocial, el mensaje que busca propagar.
  • Es en ese sentido que los actos de París del pasado viernes resultan enormemente eficaces para efectos de quienes los llevaron a cabo, quizás, algunos de los más eficaces de que hayamos tenido noticia. No solo por la coordinación y la capacidad de generar un verdadero shock en París, sino por el contexto de la era de comunicaciones que vivimos, lo que ocasiona que como nunca antes en la historia, actos de esta naturaleza sean atestiguados y reproducidos muchas más veces por mucha más cantidad de gente (mucho más allá de París) en un lapso mucho más corto de tiempo.
  • Es decir, los actos terroristas no son solo actos de violencia, sino actos de violencia que es publicitada, transmitida y reproducida, tantas veces como sea posible, para que el terror se expanda a mayor cantidad de gente, y el mensaje penetre de manera mucho más profunda a través de ello. En una era de redes sociales y de viralización de textos, videos e imágenes, los actos violentos y la reivindicación que éstos buscan transmitir tienen mucha mayor capacidad de penetrar y eso es lo que hace que los ataques del viernes hubiesen sido tan eficaces. El mensaje ha llegado hondo y ha llegado lejos.
  • Un siguiente elemento tiene que ver con el nivel de sofisticación del acto. Lo sucedido en París el viernes es algo que no habíamos visto en mucho tiempo en capitales europeas y rompe con la tendencia de lobos solitarios o mini-células locales que llevan a cabo atentados de manera más bien casera, con un grado de planeación muy bajo. Los ataques de este viernes en París no necesariamente son sofisticados en términos de secuestrar aviones o detonar explosiones masivamente, pero sí lo son en términos de la selección de los blancos, la coordinación de los eventos y la implementación simultánea de los atentados. Esto requiere un nivel de planeación mucho mayor que la de ataques del estilo de Charlie Hebdo a principios de año, o una gran cantidad de ataques con cuchillos caseros o armas cortas que han proliferado en distintas ciudades europeas desde Copenhague hasta Bruselas. Esto es relevante por muchos temas adicionales.
  • Las agencias de inteligencia, gracias a medidas de control y espionaje que ya conocemos, habían sido capaces de detectar y desmontar este tipo de atentados sofisticados debido a que la fase de planeación de los mismos ofrece un lapso de tiempo que hasta ahora les había sido suficiente para neutralizarlos. Lo sucedido en París nos habla de una brecha existente, por lo pronto, en las agencias de inteligencia francesas, máxime cuando París ha sido blanco de varios ataques en este mismo año y, en la teoría, debieron estar más preparadas. Esto va a tener costos políticos para la administración del presidente Hollande, y eleva una gran cantidad de cuestionamientos en cuanto a la capacidad real de los servicios de seguridad para proteger a las poblaciones de Francia y, en general, de Europa.
  • El nivel de complejidad de este atentado nos habla de una organización mayor la cual según se ha comenzado a informar, y según ha sido indicado por el presidente Hollande, es ISIS o “Estado Islámico”.  Acá hay que hacer algunas aclaraciones.
  • ¿Por qué París? (a) Francia es uno de los países que combate a ISIS en Siria y en Irak, por tanto, se vuelve sujeto de represalias por parte de esta organización, (b) De hecho, Francia tiene un largo historial de combate a la militancia islámica y al jihadismo. París ha participado en numerosas operaciones contra Al Qaeda, mucho antes de que existiese el ISIS que hoy conocemos (recordar que los ataques a Charlie Hebdo fueron reivindicados por Al Qaeda en Yemen). Desde hace años, líderes jihadistas amenazan a Francia por estas operaciones, y han cumplido sus amenazas a través de actos menores a los actuales, (c) Francia ha ofrecido un importante caldo de cultivo para el reclutamiento de jihadistas y la conformación de células dentro de su propio territorio. La investigación ha demostrado que las prisiones o las zonas marginales de las principales ciudades francesas, han sido espacios prolíficos en la detección, adoctrinamiento y capacitación de militantes islámicos. Por lo tanto, Francia se vuelve a la vez blanco y zona de elevadas posibilidades para que estos actos fructifiquen.
  • Una primera posibilidad sería un ataque directo de ISIS coordinado desde su centro operativo en Siria e Irak. Sin embargo, ISIS está enfrentando a múltiples enemigos de manera simultánea en esos países. De hecho, ISIS sufrió importantes derrotas esta semana y parece comenzar a mostrar serias debilidades allá en el corazón de sus operaciones. Es difícil, no imposible, pero difícil pensar entonces en que el liderazgo de esta organización, actualmente bajo asedio de bombardeos, hubiese dirigido o coordinado las operaciones desde casa.
  • Algo más probable podría consistir en el modus operandi típico de estas organizaciones. Se entrena y capacita a combatientes nacionales del país blanco, y se les regresa a casa para que sean ellos quienes usando sus contactos locales efectúen la planeación, elijan los blancos, y lleven a cabo los actos.
  • Una siguiente posibilidad sería la de células completamente locales, las cuales se autodenominan afiliadas a ISIS y cometen los actos en su nombre. Este fue el caso, por ejemplo, del tercer atacante de París en enero de este año, el joven que secuestró el mercado Kosher, quien nunca había estado en Siria o Irak y simplemente actuó a nombre de esa organización.
  • En los días que siguen veremos en qué medida la primera, la segunda o la tercera posibilidad se confirman, o bien combinaciones de las tres. Por ejemplo, una mezcla de combatientes entrenados directamente por ISIS, con jihadistas locales. En cualquier caso, las probabilidades indican que se trata de ciudadanos franceses o al menos residentes locales. Todo eso tendrá que ser valorado por las investigaciones.
  • Al final lo importante es el mensaje transmitido, las respuestas y las repercusiones de los actos. En resumen: (a) ISIS se proyecta con enorme capacidad y poder para asestar golpes a sus enemigos en donde más les duele: en las esferas psicológicas, política y simbólica, (b) Se eleva a la agenda el tema de la incursión francesa en Siria y en Irak. Una parte de la sociedad francesa cuestionará el involucramiento de su país en esas operaciones militares, mientras que otra parte presionará para que éstas se incrementen, aunque el costo de hacerlo implicará pasar por situaciones como la que vive París en estos momentos, o la que vivió Turquía hace pocas semanas. La amenaza ha sido colocada con todas sus letras, (c) El costo también es político y lo veremos próximamente. Las autoridades francesas van a recibir muchas críticas por haber sido incapaces de prevenir lo sucedido y recibirán la exigencia por parte de la población de garantizar que eventos como estos no se repitan, (d) Por lo pronto la sociedad francesa recibe afectaciones psicosociales importantes, lo que detona en muchas personas cambios en sus opiniones, actitudes y/o conductas a raíz del miedo, y en otros sectores, la radicalización de posturas y extremismos. Estos elementos normalmente elevan la exigencia de soluciones de mano dura, suben el apoyo que se brinda a partidos y políticos de extrema derecha, y en casos extremos eleva el potencial de la comisión de crímenes por odio y discriminación. Eso es lo más lamentable porque ello no ayuda a reducir el problema; lo incrementa.
  • Debido a la eficacia de estos actos, el terrorismo es un fenómeno en franco crecimiento. Claramente hemos sido incapaces de entenderlo y combatirlo de manera adecuada. En un texto próximo abordaré esa temática, pero mientras, solo un par de pistas: (a) El terrorismo ataca la psique colectiva a través de estrategias de comunicación que necesitan ser mucho mejor comprendidas y contrarrestadas, más en la era que vivimos, (b) La investigación de decenas de casos muestra que el terrorismo no se combate eficazmente con estrategias militares. Esas normalmente tienden a reproducir su frecuencia, (c) Lo más efectivo en combate al terrorismo son estrategias de policía, inteligencia, y la promoción de factores constructores de paz de raíz en aquellos sitios, zonas o regiones de donde emerge y tiene su mayor caldo de cultivo. Esto último es lo que tendremos que explicar con detalle poco más adelante.

Seguiremos comentando.

Twitter: @maurimm

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